Cita bíblica:
2 Corintios 5:17: «las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas»
Reflexión:
En el viaje de la vida cristiana, reconocer nuestra total dependencia en Dios marca el inicio de una transformación profunda. Así como una mariposa debe abandonar su crisálida para emerger en toda su belleza, nosotros también debemos dejar atrás nuestra vieja naturaleza. Este proceso de renovación no es simplemente un cambio superficial, sino una metamorfosis completa que afecta cada aspecto de nuestro ser. Cuando entendemos que cada respiración y cada momento depende de Él, nuestra perspectiva cambia radicalmente.
Consideremos a Zaqueo, el publicano cuya vida dio un giro de 180 grados al encontrarse con Jesús. Este hombre, conocido por su codicia y deshonestidad, experimentó una transformación radical cuando reconoció su necesidad de Cristo. Su encuentro con Jesús no solo cambió su forma de ver las riquezas, sino que lo llevó a restituir cuatro veces más a quienes había defraudado. La historia de Zaqueo nos muestra cómo la dependencia en Dios puede transformar incluso al corazón más endurecido por las riquezas materiales.
¿Cuántas veces intentamos mantener el control de nuestra vida, olvidando que cada latido es un regalo de Dios? Al reconocer nuestra dependencia total en Él, experimentamos una libertad incomparable. No hay mayor acto de humildad que entender que todo lo que somos y tenemos proviene de Su gracia. Esta comprensión profunda abre las puertas a una nueva temporada de bendición para nosotros y nuestras familias.
La verdadera transformación ocurre cuando dejamos de luchar por el control y nos rendimos completamente a Dios. Esta dependencia no nos hace débiles; al contrario, nos fortalece porque nos conecta con la fuente infinita de poder y sabiduría. Las cosas viejas verdaderamente pasan cuando reconocemos que nuestra vida está en Sus manos, y cada nuevo amanecer es una oportunidad para experimentar Su renovación.
Oración:
«Amado Padre, reconozco que mi vida depende totalmente de Ti. Ayúdame a soltar el control y confiar plenamente en Tu dirección. Transfórmame y renuévame cada día. Que mi vida sea un testimonio de Tu poder transformador. En el nombre de Jesús, amén.»