Cita bíblica:
«Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.» – Salmo 37:4
Reflexión
Meditemos hoy en esta preciosa promesa del Salmo 37. En un mundo que constantemente nos bombardea con mensajes sobre la búsqueda de la felicidad en cosas materiales, relaciones o logros, esta escritura nos invita a una perspectiva radicalmente diferente.
«Deleitarse en Jehová» no es simplemente una sugerencia; es una invitación a experimentar el gozo más profundo y duradero que existe. Pero, ¿qué significa realmente deleitarse en el Señor?
Deleitarse en Dios implica encontrar nuestra máxima satisfacción y alegría en Él. Es reconocer que Él es la fuente de todo bien y que ninguna bendición terrenal puede compararse con el gozo de conocerle y amarle. Cuando nos deleitamos en Dios:
- Cambiamos nuestras prioridades: En lugar de buscar primero las cosas de este mundo, buscamos primero el reino de Dios y Su justicia.
- Transformamos nuestra perspectiva: Empezamos a ver la vida a través de los ojos de Dios, valorando lo que Él valora.
- Alineamos nuestros deseos: A medida que conocemos más a Dios, nuestros deseos se alinean naturalmente con Su voluntad.
- Experimentamos paz verdadera: El deleite en Dios nos libera de la ansiedad constante por obtener o lograr cosas.
- Descubrimos nuestro propósito: En la presencia de Dios, encontramos claridad sobre quiénes somos y para qué fuimos creados.
La segunda parte del versículo, «y él te concederá las peticiones de tu corazón», no es una fórmula mágica para obtener todo lo que queremos. Más bien, es una promesa de que cuando nos deleitamos en Dios, Él moldea nuestros corazones de tal manera que nuestros deseos se alinean con Sus planes perfectos para nosotros.
El rey David
Consideremos la vida del rey David, un hombre descrito como «conforme al corazón de Dios» (1 Samuel 13:14). A lo largo de su vida, David demostró repetidamente su deleite en el Señor:
- En su juventud, cuando enfrentó a Goliat, David no confió en su propia fuerza, sino en el poder de Dios (1 Samuel 17:45-47).
- Como rey, a pesar de sus errores, David buscó constantemente la guía y el perdón de Dios (Salmo 51).
- David compuso numerosos salmos que expresan su amor y deleite en Dios (por ejemplo, Salmo 16:11, Salmo 27:4).
Un momento particularmente conmovedor es cuando David, ya establecido como rey, desea construir un templo para Dios. Aunque Dios no le permite hacerlo, promete establecer la casa de David para siempre. La respuesta de David es notable:
«¿Quién soy yo, Señor Jehová, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?» (2 Samuel 7:18)
Esta respuesta refleja un corazón que se deleita más en Dios mismo que en lo que puede recibir de Él. David reconoce que conocer a Dios y ser parte de Su plan es el mayor regalo.
Como resultado de su deleite en Dios, David experimentó la fidelidad de Dios en su vida, recibiendo bendiciones que iban más allá de sus peticiones iniciales, culminando en la promesa del Mesías a través de su linaje.