Cita bíblica:
Mateo 18:18 RVR1960. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.
Reflexión:
En este poderoso versículo, Jesús nos revela una verdad transformadora sobre la autoridad espiritual que nos ha sido conferida. Cuando hablamos de atar y desatar, no nos referimos simplemente a palabras vacías, sino a una autoridad divina que conecta el cielo y la tierra. Esta autoridad, sin embargo, viene acompañada de una gran responsabilidad, pues nuestras declaraciones tienen el poder de establecer o romper ataduras espirituales.
Encontramos un ejemplo claro de este poder en Hechos 16, cuando Pablo y Silas estaban en la cárcel. En medio de su alabanza, no solo fueron desatadas sus cadenas físicas, sino también las ataduras espirituales que mantenían cautivos a todos los prisioneros. Su adoración y declaraciones de fe activaron el poder celestial, demostrando cómo nuestra autoridad espiritual puede manifestarse en el mundo físico cuando está alineada con la voluntad de Dios.
Esta autoridad espiritual requiere una profunda comunión con el Espíritu Santo y un conocimiento sólido de la Palabra de Dios. Cuando declaramos las promesas bíblicas con fe y autoridad, estamos ejerciendo nuestro derecho divino de atar lo que debe ser restringido y desatar las bendiciones del cielo. No son simples palabras, sino decretos respaldados por el poder de Dios cuando están alineados con Su voluntad.
La autoridad de atar y desatar es un regalo divino que debemos ejercer con sabiduría y responsabilidad. Cuando comprendemos y aplicamos correctamente este principio espiritual, nos convertimos en instrumentos efectivos del reino de Dios, capaces de traer transformación y libertad a nuestras vidas y a las de otros.
🙏Oremos Juntos:
Padre Celestial, te agradecemos por la autoridad espiritual que nos has dado a través de tu Hijo Jesús. Enséñanos a ejercer este poder con sabiduría y humildad, siempre alineados con tu voluntad. Que nuestras declaraciones sean poderosas y efectivas para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.