Cita bíblica:
Marcos 1:23-24: «Y había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Reflexión:
Cuando la luz de Cristo brilla en nosotros, inevitablemente causa reacciones en aquellos que viven en tinieblas. Al igual que en la sinagoga, donde el espíritu inmundo reconoció inmediatamente la presencia del Santo de Dios, nuestra presencia, llena del Espíritu Santo, puede causar incomodidad en aquellos que albergan oscuridad. No es personal, es espiritual. Esta realidad nos recuerda que somos portadores de una presencia que trasciende lo natural.
Consideremos la historia del profeta Elías, quien enfrentó la hostilidad del rey Acab y la reina Jezabel. Su presencia y mensaje profético irritaban constantemente a la pareja real, especialmente a Jezabel, quien adoraba a Baal. La confrontación en el Monte Carmelo no solo demostró el poder de Dios, sino que también intensificó el odio de aquellos que servían a dioses falsos. Elías representaba una amenaza para su sistema de creencias paganas, al igual que nosotros podemos representar una amenaza para los sistemas mundanos actuales.
Querido lector, si has experimentado rechazo por tu fe, recuerda que no estás solo. El resplandor de Cristo en ti puede ser una luz cegadora para aquellos que prefieren la oscuridad. No disminuyas tu brillo para hacer sentir cómodos a otros. Tu llamado es ser sal y luz, incluso cuando esto signifique incomodar a quienes te rodean.
El rechazo que experimentamos por causa de Cristo es una confirmación de que Su presencia está viva en nosotros. En lugar de desanimarnos, debemos regocijarnos sabiendo que somos portadores de Su luz. Que este entendimiento nos fortalezca para seguir brillando con valentía, sabiendo que nuestra presencia no solo revela la oscuridad, sino que también ofrece esperanza a quienes buscan la verdad.
Oremos Juntos:
Padre Celestial, gracias por hacernos portadores de Tu luz. Fortalécenos cuando enfrentemos rechazo por causa de Tu nombre. Ayúdanos a mantener nuestro testimonio firme y a amar incluso a quienes nos rechazan. Que Tu luz en nosotros siga brillando para Tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.