Cita bíblica:
Salmos 37:1-2 (RVR1960)
«No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán.»
Reflexión:
En nuestro caminar diario, frecuentemente nos encontramos observando cómo personas que actúan injustamente parecen prosperar y tener éxito. Sin embargo, debemos recordar que la apariencia momentánea de victoria no determina el resultado final. Así como en la naturaleza no todo lo que brilla es oro, en la vida espiritual no todo lo que parece exitoso perdurará. De hecho, la Palabra nos enseña que el final de los impíos es como la hierba que hoy crece y mañana se marchita.
El ejemplo más poderoso lo encontramos en la crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. Cuando fue clavado en la cruz, sus enemigos celebraron creyendo haber ganado la batalla final. Los discípulos estaban desconsolados, las mujeres lloraban, y todo parecía perdido en la oscuridad del Calvario. Los fariseos y escribas pensaban haber triunfado, sellando incluso la tumba para asegurar su aparente victoria. Sin embargo, al tercer día, la gloria de Dios se manifestó de manera extraordinaria: ¡Cristo resucitó! Lo que parecía una derrota se convirtió en la victoria más grande de la historia.
No te desanimes cuando veas prosperar a los que hacen el mal. Recuerda que su aparente éxito es temporal, como la hierba que pronto se marchita. Mantén tu integridad y confianza en Dios, pues Él tiene la última palabra. Así como Cristo resucitó victorioso, tus momentos de prueba se convertirán en testimonios de la gloria de Dios. No te canses de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharás si no te das por vencido.
La verdadera victoria no está en los éxitos temporales, sino en mantenerse fiel a los principios divinos. Aunque el camino de la justicia parezca más difícil, es el único que conduce a una victoria duradera. Dios siempre honra a quienes le honran, y su justicia prevalecerá sobre toda apariencia de maldad. Mantengamos nuestra mirada en Cristo, quien es nuestro ejemplo perfecto de perseverancia y victoria final.
ORACIÓN:
«Padre Celestial, fortalece nuestra fe cuando veamos prosperar la injusticia. Ayúdanos a mantener nuestros ojos en Ti y no en las circunstancias. Que podamos permanecer firmes en hacer el bien, confiando en que Tú tienes el control de todo. En el nombre de Jesús, amén.»
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