Cita bíblica:
«Y ella dijo a su marido: He aquí ahora yo entiendo que este varón que siempre pasa por nosotros, es santo varón de Dios.» – 2 Reyes 4:9
Reflexión:
La historia de la Sunamita en la Biblia es un poderoso recordatorio de cómo la fe y la perseverancia pueden sostenernos en los momentos más oscuros. Esta mujer, conocida por su hospitalidad y bondad, no solo reconoció a Eliseo como un hombre de Dios, sino que también tuvo la valentía de pedir lo que parecía imposible: un hijo, a pesar de ser estéril. Dios, en su infinita misericordia, escuchó su petición y le concedió el deseo de su corazón. Sin embargo, su fe fue puesta a prueba cuando su amado hijo murió repentinamente. En lugar de sucumbir al dolor y la desesperanza, la Sunamita decidió no aceptar la muerte como el final. Sin perder tiempo, viajó en busca del profeta Eliseo, confiando plenamente en que Dios podría hacer lo imposible. Su fe inquebrantable y su determinación nos enseñan que, incluso en las pruebas más grandes, debemos aferrarnos a Dios y esperar en su intervención.
La Sunamita nos muestra que la fe no es solo creer en Dios cuando todo va bien, sino confiar en Él cuando la vida se desmorona. Es fácil rendirse ante la adversidad, pero su historia nos invita a mirar más allá de nuestras circunstancias y recordar que Dios está siempre presente, trabajando en nuestros corazones y en nuestras vidas, incluso cuando no lo entendemos. Su fe y perseverancia nos desafían a seguir confiando en los planes de Dios, sabiendo que Él tiene el control de todo.
Además, la Sunamita nos enseña la importancia de reconocer y honrar a los hombres y mujeres de Dios que pasan por nuestras vidas. Su disposición para recibir a Eliseo en su hogar, y su confianza en su intervención divina, fueron claves en su historia de milagros. De igual manera, debemos estar atentos a las personas que Dios envía a nuestro camino, aquellos que con su sabiduría y consejo pueden ayudarnos a ver más allá de nuestras limitaciones y a fortalecer nuestra fe. A través de la historia de la Sunamita, Dios nos recuerda que no estamos solos, que Él coloca a personas estratégicas a nuestro alrededor para guiarnos y apoyarnos en nuestro caminar de fe.
Oración:
Amado Padre celestial, te damos gracias por el ejemplo de la Sunamita, que nos muestra cómo la fe y la perseverancia pueden abrir puertas a lo milagroso. Te pedimos que nos des la misma fortaleza y confianza para enfrentar las pruebas que se presenten en nuestras vidas. Ayúdanos a reconocer tu mano en cada situación y a confiar en que siempre estás obrando para nuestro bien. Que podamos estar atentos a las personas que envías a nuestro camino, y que tengamos la humildad para recibir su ayuda y sabiduría. Señor, ayúdanos a mantenernos firmes en nuestra fe, sabiendo que tu fidelidad nunca falla. En el nombre poderoso de Jesús, Amén.
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