Cita bíblica:
Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.
2 Tesalonicenses 3:5
Reflexión:
En 2 Tesalonicenses 3:5, se nos recuerda que el amor y la perseverancia son esenciales en nuestra relación con Dios. Obedecer a Dios es una decisión que cada uno debe tomar libremente, sin coacción. No importa las circunstancias que enfrentemos, la decisión de seguir y obedecer a Dios debe ser constante. A través de la obediencia, aprendemos a amar como Dios ama y a perseverar como Cristo perseveró. Esta elección nos transforma, nos da esperanza y nos guía hacia la victoria.
Un claro ejemplo de obediencia incondicional es Ester, una mujer que decidió obedecer a Dios a pesar de los riesgos. Ester, al conocer el peligro que enfrentaba su pueblo judío, tomó la valiente decisión de presentarse ante el rey sin ser llamada, algo que podía costarle la vida. Su fe y obediencia a Dios, con la esperanza de salvar a su pueblo, nos enseñan que la verdadera obediencia no depende de las circunstancias, sino de nuestra confianza en el plan divino y nuestro deseo de hacer Su voluntad.
Tienes el libre albedrío de obedecer a Dios. Él es respetuoso, paciente y caballeroso, esperando que tú, por tu propia voluntad, tomes la decisión de seguirlo. Aquellos que hemos decidido obedecer a Dios sabemos que todas las cosas obran para bien y nos transforman en mejores personas. Independientemente de la situación que estemos atravesando o del tiempo que tome, la decisión de seguir a Dios nos proporciona esperanza y la certeza de la victoria al final de la prueba.
Obedecer a Dios es una decisión personal y voluntaria, no determinada por las circunstancias externas. A través de la obediencia, aprendemos a amar y perseverar como Cristo. Esta decisión nos transforma y nos ofrece esperanza y propósito en cada situación. Al seguir el ejemplo de Ester, comprendemos que la verdadera obediencia a Dios se manifiesta en actos de fe y valentía, confiando en que Su plan es siempre perfecto y para nuestro bien.
Oración:
Señor, gracias por tu amor y paciencia. Ayúdame a tomar la decisión de obedecerte en todo momento, sin importar las circunstancias. Que mi vida refleje tu amor y perseverancia, y que pueda confiar siempre en tu perfecto plan. Dame la fuerza y valentía para seguir tu voluntad, tal como Ester lo hizo. Amén.