Cita bíblica:
Isaías 9:6-7 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
Reflexión:
En esta época navideña, mientras las calles se iluminan y los villancicos llenan el aire, es fundamental reflexionar sobre el verdadero propósito del nacimiento de Jesús. La profecía de Isaías nos presenta no solo al niño en el pesebre, sino al Rey de reyes que vino con una misión divina. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿estamos celebrando únicamente una tradición o realmente entendemos y aceptamos el llamado de salvación?
El nacimiento de Jesús fue anunciado siglos antes por los profetas, y cada detalle se cumplió perfectamente. En Belén, una humilde ciudad, nació el Salvador del mundo. Los pastores fueron los primeros en adorarle, seguidos por los magos del oriente que trajeron regalos significativos. Sin embargo, más allá del pesebre y los regalos, Jesús vino para cumplir la mayor misión: ofrecer salvación a través de Su sacrificio en la cruz.
¿Has considerado que cada Navidad que celebras sin aceptar a Cristo como tu Salvador personal es una oportunidad perdida? El pesebre vacío y los regalos bajo el árbol pierden su significado si no aceptamos el regalo más importante: la salvación. Jesús no vino solo para ser recordado en diciembre, vino para transformar tu vida eternamente.
La Navidad nos recuerda que el niño del pesebre es el mismo que dio Su vida por nosotros. Sus nombres, como nos recuerda Isaías – Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz – revelan Su verdadera identidad y propósito. No podemos separar el pesebre de la cruz, ni el nacimiento de la salvación.
Oración
Señor Jesús, perdóname por celebrar tu nacimiento sin aceptar completamente tu llamado de salvación. Ayúdame a comprender que más allá de las tradiciones navideñas, necesito recibirte como mi Salvador personal. Que esta Navidad marque el inicio de una vida transformada por tu amor. Amén.