Cita bíblica:
Proverbios 23:20-21 «No te juntes con los bebedores de vino ni con los que se hartan de carne; porque el bebedor y el glotón empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos»
Reflexión:
En Proverbios 23:20-21, la Palabra de Dios nos advierte claramente: «No te juntes con los bebedores de vino ni con los que se hartan de carne; porque el bebedor y el glotón empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos». Esta sabiduría divina nos señala que el consumo de alcohol no solo afecta nuestro cuerpo, sino que también puede destruir nuestra vida espiritual, familiar y económica. El alcohol comienza como una aparente diversión social, pero gradualmente se convierte en una cadena que nos ata y nos aleja del propósito divino.
Recordemos la historia de Noé, un hombre justo y recto ante los ojos de Dios, quien después del diluvio plantó una viña y bebió del vino hasta embriagarse (Génesis 9:20-21). Este momento de debilidad lo llevó a una situación vergonzosa donde quedó desnudo en su tienda, siendo motivo de burla. Este episodio nos muestra cómo incluso los más fieles siervos de Dios pueden caer en la trampa del alcohol, comprometiendo su testimonio y dignidad. La historia de Noé nos enseña que nadie está exento de esta tentación y sus devastadoras consecuencias.
Es crucial comprender que el alcohol no es simplemente una bebida social inofensiva. Cuando permitimos que el alcohol nuble nuestro juicio, abrimos una puerta espiritual peligrosa. La Biblia nos advierte que debemos estar alertas porque nuestro adversario, el diablo, anda como león rugiente buscando a quien devorar. La embriaguez debilita nuestras defensas espirituales y nos hace vulnerables a influencias demoníacas que buscan destruir nuestra comunión con Dios.
Como hijos de Dios, estamos llamados a vivir en sobriedad y dominio propio. El alcohol puede parecer un escape temporal, pero en realidad es una prisión que destruye vidas, familias y testimonios cristianos. Dios nos ha dado el Espíritu Santo para que encontremos gozo verdadero y paz duradera en Él, no en sustancias que nublan nuestra mente y dañan nuestra relación con nuestro Padre celestial.
Oración
Padre amado, te pido perdón si en algún momento he caído en la tentación del alcohol. Dame la fortaleza para mantenerme firme en mi fe y ayúdame a encontrar mi alegría solo en Ti. Que mi testimonio sea luz para aquellos que están atrapados en las cadenas del alcoholismo. En el nombre de Jesús, amén.