Cita bíblica:
«Isaías 60:1 Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Reflexión:
En ocasiones, la vida nos golpea con circunstancias que intentan doblegarnos, haciéndonos sentir indignos y derrotados. Sin embargo, debemos recordar que somos hijos del Rey de reyes. Así como el sol se levanta cada mañana para iluminar la tierra, nosotros estamos llamados a levantarnos de las cenizas del desánimo. La gloria de Dios no solo nos cubre, sino que nos transforma, recordándonos nuestra verdadera identidad en Cristo.
La Biblia nos muestra el poderoso ejemplo de David, quien a pesar de ser perseguido por Saúl y vivir en cuevas, nunca olvidó su unción real. Incluso en sus momentos más oscuros, cuando perdió todo en Siclag, la Escritura nos dice que «David se fortaleció en Jehová su Dios» (1 Samuel 30:6). No permitió que las circunstancias definieran su identidad, sino que se levantó, consultó a Dios y recuperó todo lo perdido, manifestando su verdadera naturaleza como futuro rey de Israel.
Querido lector, hoy es el momento de recordar quién eres realmente. ¿Acaso el hijo de un rey debería vivir como mendigo? Tu Padre celestial te ha dado autoridad y poder en Cristo Jesús. Las circunstancias pueden haber intentado oscurecer tu visión, pero la gloria de Dios está resplandeciendo sobre ti. Es hora de sacudirse el polvo de la derrota y caminar en la victoria que Cristo ya ganó por ti.
La verdadera transformación ocurre cuando reconocemos nuestra identidad en Cristo. No somos lo que otros dicen, ni lo que las circunstancias sugieren; somos lo que Dios declara sobre nosotros. Su luz no solo nos ilumina, sino que nos capacita para ser luz para otros. Cuando nos levantamos en nuestra verdadera identidad, inspiramos a otros a hacer lo mismo, creando un efecto multiplicador de la gloria de Dios.
🙏Oremos Juntos:
«Padre celestial, gracias por recordarme quién soy en ti. Hoy decido levantarme de todo aquello que ha intentado mantenerme derrotado. Declaro que soy tu hijo(a), heredero(a) de tu reino. Que tu gloria resplandezca a través de mi vida para inspirar a otros. En el nombre de Jesús, amén.»