Cita bíblica:
Genesis 1:26-27 «26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Reflexión:
Dios nos creó a su imagen y semejanza, lo que nos recuerda el valor intrínseco de cada ser humano. Sin embargo, a menudo caemos en la tentación de juzgar o hablar mal de otros, olvidando que cada persona refleja la imagen de Dios. Los chismes y juicios destruyen relaciones y crean división. En lugar de enfocarnos en las fallas ajenas, debemos recordar que todos somos obra de Dios, llamados a amarnos y respetarnos mutuamente. Al hacerlo, honramos al Creador y construimos un ambiente de paz y armonía.
Un claro ejemplo lo encontramos en la vida de Miriam, la hermana de Moisés. En Números 12, Miriam y Aarón comenzaron a hablar mal de Moisés debido a su matrimonio con una mujer Etíope. Aunque Moisés era su propio hermano y el líder elegido por Dios, Miriam permitió que la envidia y el juicio tomaran control de su corazón. Como resultado, Dios la castigó con lepra, una señal visible del daño que los chismes y el juicio pueden causar. No fue hasta que Moisés intercedió por ella que fue sanada, recordándonos la gravedad de estas actitudes y la necesidad de arrepentimiento.
Es fácil caer en la trampa de juzgar a los demás o participar en conversaciones tóxicas. Sin embargo, cuando alimentamos el hábito de criticar o difundir chismes, solo estamos colaborando con el plan del enemigo, quien desea sembrar discordia entre nosotros. Cada vez que enfrentemos la tentación de hablar mal de alguien, recordemos que todos somos creados a imagen de Dios. En lugar de alimentar el resentimiento, debemos enfocarnos en lo que es verdaderamente importante: amar, edificar y construir relaciones basadas en la comprensión y el respeto mutuo.
Evitar los chismes y los juicios no solo protege nuestras relaciones, sino que también nos ayuda a crecer espiritualmente. Cuando elegimos ver lo mejor en los demás, estamos reflejando el amor de Dios y creando un ambiente de paz. Sigamos el ejemplo de Cristo, quien nunca condenó sino que extendió gracia y compasión a todos. Que nuestras palabras sean siempre para edificar y no para destruir, recordando que un día todos seremos juzgados por las mismas medidas que utilizamos para juzgar a los demás.
Oración:
Señor, te pedimos que nos des sabiduría para controlar nuestras palabras y evitar los chismes y juicios. Ayúdanos a recordar que cada persona es creada a tu imagen y que somos llamados a amarnos unos a otros. Llena nuestro corazón de compasión y guíanos a ser constructores de paz en lugar de instrumentos de división. En el nombre de Jesús, amén.
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