Devocional 11 de junio de 2025: «Indestructibles: El Poder Transformador de la Oración.»

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Cita bíblica:

También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.» – Lucas 18:1-5

Reflexión:

La oración es, sin duda, el arma más poderosa que poseemos como creyentes. A menudo subestimamos su alcance y potencial transformador en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. En primer lugar, debemos entender que la oración no es simplemente una actividad religiosa, sino un canal directo de comunicación con el Creador del universo. A través de este canal, lo imposible se vuelve posible, las cadenas se rompen y las fortalezas caen. Por lo tanto, cuando nos arrodillamos en oración, estamos activando un poder sobrenatural que trasciende toda lógica humana y accedemos a recursos celestiales ilimitados.

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Jesús entendía perfectamente la importancia de la persistencia en la oración, y por eso nos compartió la poderosa parábola de la viuda persistente. Esta mujer, desprovista de posición social y de influencia en una sociedad patriarcal, tenía un solo recurso: su determinación incansable. Día tras día, se presentaba ante un juez injusto exigiendo justicia. Este juez, descrito como alguien que «ni temía a Dios, ni respetaba a hombre», inicialmente ignoraba sus súplicas. Sin embargo, la persistencia de la viuda finalmente lo desgastó. Llegó un momento en que el juez se preguntó cuándo se cansaría esta mujer, porque él mismo estaba agotado de su insistencia. Finalmente cedió, no por compasión o justicia, sino por la persistencia implacable de la viuda. Jesús utiliza esta historia para enseñarnos una verdad fundamental: si un juez injusto responde a la persistencia, ¿Cuánto más nuestro Padre celestial justo y amoroso responderá a nuestras oraciones perseverantes?

Reflexionemos profundamente sobre el impacto de la oración: un hombre o mujer que ora constantemente se convierte en una amenaza para las fuerzas del mal. La oración sincera tiene el poder de detener legislaciones injustas, neutralizar armas dirigidas contra nosotros y hacer que nuestros enemigos tropiecen en sus propios planes malvados. El adversario conoce esta verdad, por eso intenta desesperadamente mantenernos distraídos, ocupados o cansados para que no oremos. Porque cuando oramos, nos volvemos espiritualmente indestructibles; podemos atravesar aguas tempestuosas sin ahogarnos y fuegos ardientes sin quemarnos. Recordemos que la oración no es un sentimiento pasajero o una opción, sino una necesidad vital y una disciplina espiritual insustituible.

La lección que debemos extraer es clara: la oración persistente es invencible. Mientras el mundo busca soluciones temporales a problemas permanentes, nosotros tenemos acceso al Creador del universo. La oración no cambia a Dios; cambia nuestras circunstancias y, más importante aún, nos transforma a nosotros. Cuando desarrollamos una vida de oración disciplinada, construimos una fortaleza espiritual que ninguna adversidad puede derribar. Por tanto, no permitamos que el cansancio, las distracciones o las dudas nos alejen de este recurso divino. El poder de la oración no reside en nuestra elocuencia o en la duración de nuestras peticiones, sino en la fidelidad del Dios que escucha. Decidamos hoy convertirnos en guerreros de oración que, como la viuda persistente, no descansan hasta ver la manifestación de la justicia divina.

Oremos juntos:

Padre Celestial, reconozco hoy el poder transformador de la oración en mi vida. Perdóname por las veces que he subestimado este regalo precioso que me has dado. Como la viuda persistente, me comprometo a buscarte con determinación, sabiendo que Tú, a diferencia del juez injusto, me amas infinitamente y deseas responder mis oraciones. Dame un espíritu de perseverancia cuando el cansancio quiera vencerme. Fortalece mi disciplina espiritual para hacer de la oración no solo una actividad ocasional, sino un estilo de vida. Que a través de mi comunicación contigo, pueda experimentar protección divina, sabiduría sobrenatural y victoria sobre toda estrategia del enemigo. En el poderoso nombre de Jesús, amén.

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