Cita bíblica:
«Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.» – 1 Juan 4:1
Reflexión:
En un mundo donde las voces compiten por nuestra atención, el discernimiento espiritual se ha convertido en una herramienta esencial para el creyente. Los falsos profetas no siempre son evidentes a primera vista; a menudo, sus palabras suenan convincentes y sus apariencias resultan atractivas. Sin embargo, la Palabra de Dios nos advierte claramente sobre estos lobos vestidos de ovejas. Por lo tanto, debemos examinar cuidadosamente cada enseñanza, comparándola con las Escrituras, pues solo así podremos distinguir la verdad del engaño que acecha en nuestros tiempos.
La Biblia está llena de ejemplos sobre falsos profetas y cómo el pueblo de Dios lidiaba con ellos. Recordemos el caso del profeta Jeremías, quien enfrentó a Hananías, un falso profeta que proclamaba paz cuando el juicio de Dios estaba a punto de caer sobre Judá. Mientras Jeremías advertía sobre el cautiverio babilónico, Hananías profetizaba falsamente que los utensilios del templo serían devueltos y que el yugo de Nabucodonosor sería quebrantado en dos años (Jeremías 28). Sus palabras eran lo que el pueblo quería escuchar, pero contradecían lo que Dios había revelado. Finalmente, Dios mismo confirmó quién era Su verdadero mensajero cuando la profecía de Jeremías se cumplió y Hananías murió, tal como el verdadero profeta había anunciado.
Hoy más que nunca, debemos estar alertas. Jesús mismo nos advirtió que en los últimos tiempos se levantarían falsos cristos y falsos profetas que harían grandes señales para engañar incluso a los escogidos si fuera posible (Mateo 24:24). El discernimiento viene de conocer profundamente la Palabra de Dios, de mantener una relación íntima con el Espíritu Santo, y de examinar el fruto de aquellos que enseñan. Un verdadero mensajero de Dios siempre glorificará a Cristo, nunca contradecirá las Escrituras y su vida reflejará el carácter de Cristo.
Finalmente, nuestra mejor defensa contra el engaño es el amor por la verdad. Pablo advirtió que muchos serían engañados porque «no recibieron el amor a la verdad para ser salvos» (2 Tesalonicenses 2:10). Cuando amamos la verdad, estamos dispuestos a someterla a prueba, aun cuando desafíe nuestras preferencias o comodidades. El discernimiento no es solo un don espiritual; es una responsabilidad de cada creyente. Por tanto, arraiguémonos firmemente en las Escrituras, oremos por sabiduría y enseñemos a otros a distinguir entre lo precioso y lo vil, entre lo que viene de Dios y lo que no.
Oremos juntos:
Padre Celestial, en un tiempo donde abundan las voces y los mensajes, te pedimos sabiduría y discernimiento. Ayúdanos a conocer profundamente Tu Palabra para identificar cualquier enseñanza que no provenga de Ti. Danos un amor genuino por la verdad, aun cuando ésta desafíe nuestras ideas preconcebidas. Fortalece nuestra relación contigo para que podamos reconocer Tu voz entre tantas otras. Y si alguna vez hemos sido engañados, llévanos de regreso al camino de Tu verdad. En el nombre de Jesús, quien es la Verdad misma, amén.
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