Cita bíblica:
Salmos 42:2 «Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?»
Reflexión:
En este mundo acelerado, muchos buscan llenar el vacío interior con posesiones materiales, relaciones superficiales o logros profesionales. Sin embargo, estas satisfacciones temporales son como agua en un cedazo: se escurren rápidamente dejando una sensación de vacío más profunda. Nuestro corazón fue diseñado con un espacio que solo Dios puede ocupar, y cualquier otro intento de llenarlo resultará en frustración.
María Magdalena es un testimonio poderoso de esta verdad. Antes de encontrar a Jesús, su vida estaba marcada por la oscuridad y el tormento de siete demonios. A pesar de su posible posición social y riqueza, vivía en un vacío espiritual profundo. Sin embargo, cuando encontró a Cristo, experimentó una transformación radical. Su liberación no solo fue física sino espiritual, convirtiéndose en una de las seguidoras más devotas de Jesús, siendo la primera en verlo resucitado.
¿Cuántas veces hemos intentado llenar nuestro vacío con cosas temporales? El éxito profesional, las relaciones, el dinero o la fama pueden darnos momentos de alegría, pero nunca podrán satisfacer nuestra necesidad más profunda de propósito y significado. Solo en Dios encontramos nuestra verdadera identidad y razón de ser. Sin Él, somos como barcos a la deriva, sin rumbo ni destino.
El vacío que experimentamos sin Dios es una señal de que fuimos creados para algo más grande. Es un recordatorio divino de que nuestra verdadera plenitud solo se encuentra en una relación personal con nuestro Creador. Cuando finalmente permitimos que Dios ocupe el lugar que le corresponde en nuestras vidas, descubrimos una paz y satisfacción que ninguna cosa material puede igualar.
🙏Oremos Juntos:
Amado Padre, reconozco que sin ti mi vida está vacía. Perdóname por buscar llenar este vacío con cosas temporales. Ayúdame a encontrar mi plenitud en ti y solo en ti. Guíame hacia tu propósito perfecto para mi vida. En el nombre de Jesús, amén.