Cita bíblica:
«Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.» Juan 11:25.
Reflexión:
En el lunes de Pascua, nos sumergimos en la profunda esperanza que emana de la Resurrección de Jesucristo. Es un día de regocijo y renovación, donde celebramos el triunfo del amor divino sobre el pecado y la muerte. La tumba vacía nos recuerda que la vida siempre prevalece sobre la oscuridad, y que en Cristo encontramos la promesa de una existencia eterna y redimida.
Al contemplar el lunes de Pascua, nos maravillamos ante la realidad de que Jesús ha vencido a la muerte. Su resurrección no solo es un evento histórico, sino también una verdad espiritual que transforma nuestras vidas. Nos invita a experimentar la plenitud de la vida nueva que Él nos ofrece, liberándonos del temor y la desesperanza.
En este día, nos unimos en oración para dar gracias por el regalo inestimable de la vida eterna. Nos acercamos al Padre Celestial con humildad y gratitud, reconociendo Su amor inagotable que nos concede la victoria sobre la muerte. Oremos juntos:
Oración:
Padre Celestial, en este lunes de Pascua te alabamos y te bendecimos por la maravillosa obra de redención que has realizado a través de la Resurrección de tu Hijo Jesucristo. En medio de la oscuridad y el sufrimiento, nos has mostrado tu poderoso amor que triunfa sobre todo mal.
Te agradecemos, Padre, por la esperanza que nos brinda la Resurrección. Nos llena de alegría saber que la muerte no tiene la última palabra, y que en Cristo encontramos la promesa de vida eterna. Que este lunes de Pascua sea para nosotros un recordatorio de tu amor incomparable y una renovación de nuestra fe en ti.
Fortalécenos, oh Señor, para que podamos vivir cada día en la luz de la Resurrección. Que nuestra fe sea firme y nuestra esperanza inquebrantable, sabiendo que en Cristo hemos sido liberados del poder del pecado y la muerte. Ayúdanos a compartir esta buena noticia con el mundo, para que otros también puedan experimentar la vida abundante que nos ofreces.
Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor. Amén.
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