Cita bíblica:
«Me sacó de un pozo de perdición, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre una roca, enderezó mis pasos.» – Salmo 40:2 (RVR1960)
Reflexión:
A lo largo de nuestra vida, enfrentamos obstáculos, desafíos y momentos difíciles que nos hacen dudar de nuestra valía. Sin embargo, Dios siempre ha estado presente, guiándonos y sosteniéndonos. Cada uno de nosotros es un milagro de amor, rescatado por Su gracia y amor incondicional. Cuando recordamos de dónde Él nos sacó, podemos apreciar Su poder y fidelidad en nuestra vida. A pesar de las dificultades, Dios siempre ha estado con nosotros, transformando nuestras vidas y llevándonos a nuevos niveles de crecimiento.
Conozco a una mujer llamada Laura, quien alguna vez estuvo atrapada en una adicción destructiva. Su vida estaba sumida en la desesperación y el vacío. Pero un día, Laura encontró a Dios, quien la rescató de ese pozo de perdición y la llenó de Su amor y gracia. A medida que Laura se entregaba a Él, experimentó una transformación increíble en su vida. Hoy, Laura es una testigo viva del milagro de amor que Dios hizo en ella, y su historia inspira a muchos a encontrar esperanza en medio de las dificultades. Al igual que Laura, cada uno de nosotros tiene una historia de redención y amor que contar y cual es la tuya?
Nunca olvides que eres un milagro de amor en las manos de Dios. Él te ha sacado de las situaciones más difíciles y te ha llevado a lugares de victoria y propósito. Recuerda siempre de dónde Él te sacó, para que puedas apreciar Su gracia y amor incondicional. Deja que tu vida sea un testimonio vivo de Su poder y fidelidad.
Oración:
Amado Padre, gracias por rescatarme y transformar mi vida con Tu amor incondicional. Ayúdame a recordar siempre de dónde me sacaste, para que pueda apreciar tu gracia y poder en mi vida. Que mi testimonio sea una luz que inspire a otros a encontrarte y experimentar tu amor. En el nombre de Jesús, Amén.