Cita bíblica:
Salmo 73:25-26 (NVI) – «¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi cuerpo y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi herencia para siempre».
Reflexión
En nuestra vida espiritual, es fundamental cultivar un amor cada vez más profundo hacia Dios. El Salmo 73:25-26 expresa el anhelo de tener a Dios como nuestra máxima pasión y prioridad. Es reconocer que en Él encontramos plenitud y satisfacción, y que aparte de Él, nada más deseamos en este mundo.
Enamorarnos más de Dios implica dedicar tiempo a conocerlo a través de su Palabra, la oración y la comunión con otros creyentes. Es abrir nuestro corazón y permitir que Él transforme nuestra vida y nos guíe en cada aspecto. Es desear fervientemente crecer en nuestra relación con Él y experimentar su amor de manera más profunda.
Pensemos en un ejemplo cotidiano: Imagina a alguien que se ha enamorado profundamente de otra persona. Este individuo piensa en su ser amado constantemente, busca estar cerca de él o ella, y se deleita en conocer más sobre su carácter, sus gustos y sus deseos. De manera similar, cuando nos enamoramos más de Dios, nuestra atención y afecto se vuelven hacia Él. Deseamos pasar tiempo con Él, conocerlo más íntimamente y descubrir su voluntad para nuestras vidas. Este amor nos impulsa a buscarlo de todo corazón y a entregarle nuestra adoración y obediencia.
En nuestra oración, podemos pedir a Dios que nos ayude a enamorarnos más de Él. Oremos:
Oración:
Amado Padre, te pedimos que avives nuestro amor por ti. Ayúdanos a enamorarnos más de ti cada día, a poner tus deseos y tu voluntad por encima de todo en nuestras vidas. Que nuestro corazón arda de pasión por conocerte más profundamente y vivir en una comunión íntima contigo. Concédenos la gracia de buscar tu rostro en todo momento y de experimentar tu amor de una manera renovada. Que nuestro amor por ti se refleje en nuestra adoración, en nuestra obediencia y en nuestro amor hacia los demás. En el precioso nombre de Jesús, amén.
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