Cita bíblica:
Efesios 6:4 – «Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.»
Reflexión
En medio del trajín y las preocupaciones de la vida, es fácil perder de vista la importancia de detenerse, calmar la mente y reconocer la soberanía de Dios. El Salmo 46:10 nos invita a hacer precisamente eso: estar quietos y saber que Él es Dios. En un mundo lleno de ruido y distracciones, Dios nos llama a encontrar un espacio tranquilo y centrar nuestra atención en Él.
El ritmo acelerado de la vida moderna puede hacernos olvidar la presencia de Dios en medio de nuestras circunstancias. Nos dejamos llevar por las preocupaciones, las ansiedades y las responsabilidades y, a veces, nos sentimos abrumados por los desafíos que enfrentamos. Sin embargo, en medio de todo eso, Dios nos recuerda que él tiene el control y que debemos confiar en su poder y provisión.
En un día ajetreado en el que tenemos que correr de un lugar a otro, cumplir con nuestras obligaciones y hacer frente a situaciones difíciles. En medio de todo este caos, el Salmo 46:10 nos invita a detenernos y darnos cuenta de que Dios está presente. En este momento de silencio, podemos admirarlo y dejar que su paz llene nuestros corazones.
Un ejemplo cotidiano de esto podría ser el siguiente: imagina que estás en medio de una situación estresante en el trabajo. La presión laboral, los plazos ajustados y las demandas constantes pueden abrumarlo. Sin embargo, en medio de todo este caos, decides tomarte unos minutos de silencio, alejarte del ruido y buscar la presencia de Dios. En ese momento de quietud, reconoces Su guía y consuelo, y te llenas de paz en medio de la tormenta.
Oración:
Padre Celestial, en este punto nos detenemos y nos damos cuenta que Tú eres Dios. Te exaltamos y adoramos. Perdónanos por los momentos en que somos arrastrados por la preocupación y el estrés y nos olvidamos de tu poder y provisión. Ayúdanos a encontrar momentos de silencio en medio de nuestras ocupaciones diarias y preocupaciones, para que podamos experimentar tu paz y presencia. Te pedimos que nos guíes y nos fortalezcas en cada desafío que enfrentemos. En el nombre de Jesús, Amén.