Cita bíblica:
juan 10:10: El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Reflexión:
En nuestro caminar diario, el enemigo se presenta con ofertas tentadoras que, a primera vista, parecen beneficiosas. Sin embargo, debemos ser conscientes de que cada «regalo» del adversario tiene un precio oculto. En primer lugar, es fundamental entender que Satanás opera a través del engaño, presentando opciones que aparentemente satisfacen nuestros deseos inmediatos, pero que en realidad buscan alejarnos del propósito divino. Por lo tanto, antes de aceptar cualquier oferta, debemos discernir cuidadosamente las consecuencias eternas de nuestras decisiones.
En el jardín del Edén, encontramos el ejemplo más claro de esta estrategia. Satanás se acercó a Eva ofreciéndole conocimiento y la posibilidad de ser como Dios a través del fruto prohibido. El enemigo presentó algo aparentemente valioso: sabiduría y poder. Sin embargo, al aceptar esta oferta, Adán y Eva perdieron algo mucho más precioso: su comunión perfecta con Dios y su lugar en el paraíso. Este engaño les costó no solo su hogar en el Edén, sino también la relación íntima que disfrutaban con el Creador, afectando a toda la humanidad.
Querido lector, ¿cuántas veces el enemigo te ha presentado «oportunidades» que parecían perfectas? Detrás de cada tentación hay una trampa espiritual diseñada para robarte las bendiciones que Dios ha preparado para ti. Las ofertas del enemigo pueden parecer atractivas, pero siempre tienen un costo mayor que el beneficio prometido. Dios tiene un plan perfecto para tu vida, y el adversario busca desviarte de ese camino.
Debemos desarrollar discernimiento espiritual para identificar las estrategias del enemigo. Cuando enfrentemos decisiones importantes, preguntémonos: «¿Qué estoy sacrificando realmente al aceptar esto?» Las bendiciones de Dios son perfectas y no tienen consecuencias negativas ocultas. En cambio, las ofertas del enemigo siempre buscan robarnos algo más valioso que lo que prometen dar. Mantengamos nuestros ojos fijos en las promesas de Dios.
Oración
«Padre Celestial, te pido discernimiento para reconocer las trampas del enemigo. Dame sabiduría para valorar tus bendiciones por encima de cualquier oferta temporal. Ayúdame a mantener mi corazón enfocado en tus promesas y a rechazar todo lo que me aleje de tu presencia. En el nombre de Jesús, amén.»
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