Cita bíblica:
Hebreos 4:15 – «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.»
Reflexión:
En medio de nuestras luchas y dolores más profundos, a menudo nos sentimos solos y abandonados. Sin embargo, es precisamente en esos momentos cuando Dios se acerca más a nosotros. Él no es un Dios distante que observa nuestro sufrimiento desde lejos; por el contrario, es un Padre amoroso que conoce íntimamente cada lágrima que derramamos. De hecho, a través de Jesús, Dios experimentó el dolor humano en su máxima expresión, permitiéndole comprender perfectamente nuestras angustias y tribulaciones.
En el huerto de Getsemaní, contemplamos el ejemplo más poderoso de cómo Jesús experimentó el dolor humano en su plenitud. Allí, nuestro Salvador sudó gotas de sangre mientras luchaba con la angustia que le esperaba. «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa» (Mateo 26:39), clamó en su agonía. Este momento nos revela que Jesús comprende perfectamente el peso del sufrimiento humano, pues Él mismo experimentó una angustia tan profunda que necesitó el consuelo del Padre. Sin embargo, también nos muestra su perfecta sumisión: «pero no sea como yo quiero, sino como tú.»
Querido hermano, hermana que estás atravesando momentos difíciles: recuerda que no estás solo en tu dolor. Así como Jesús buscó al Padre en su momento de mayor angustia, tú también puedes acercarte a Él con la confianza de que serás comprendido y consolado. Tu dolor no es invisible para Dios; Él lo siente contigo y está dispuesto a sostenerte con su amor infinito y su paz que sobrepasa todo entendimiento.
En conclusión, nuestro Dios no solo es todopoderoso, sino también increíblemente empático. Él eligió experimentar el sufrimiento humano a través de Jesús para que nunca dudáramos de su comprensión y amor. En cada momento de dolor, podemos encontrar consuelo sabiendo que tenemos un Salvador que no solo nos salvó, sino que también comprende perfectamente nuestras luchas y está presente para sostenernos.
Oración
Amado Padre, gracias porque comprendes perfectamente nuestro dolor. En los momentos de angustia y soledad, ayúdanos a recordar que Tú estás siempre presente, que conoces nuestro sufrimiento y que nos sostienes con tu amor infinito. Gracias porque a través de Jesús nos mostraste que entiendes nuestras luchas. Danos tu paz y consuelo. En el nombre de Jesús, amén.
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