Cita bíblica:
Job 23:10-11 Él, en cambio, conoce mis caminos; si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro. En sus sendas he afirmado mis pies; he seguido su camino sin desviarme.
Reflexión:
En los senderos de la vida, a menudo nos encontramos con pruebas que nos desafían hasta la médula. Estas experiencias, aunque dolorosas, son parte integral del proceso de refinamiento de Dios. Como el oro que se purifica en el fuego, nosotros también pasamos por el crisol del Señor. Este proceso, lejos de ser una señal de abandono divino, es una muestra del amor profundo de nuestro Padre celestial. A través de estas pruebas, Él nos moldea, nos fortalece y nos prepara para un propósito mayor.
La Biblia está llena de ejemplos de hombres y mujeres que atravesaron procesos dolorosos para emerger más fuertes en su fe. Consideremos a José, el hijo de Jacob. Vendido como esclavo por sus propios hermanos, injustamente encarcelado, y aparentemente olvidado, José experimentó años de sufrimiento y soledad. Sin embargo, a través de cada prueba, su carácter se fortaleció y su confianza en Dios se profundizó. Al final, Dios lo elevó a una posición de poder en Egipto, permitiéndole salvar a muchos, incluyendo a su propia familia, de la hambruna. José pudo decir a sus hermanos: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien» (Génesis 50:20).
Reflexionemos: ¿Cuántas veces hemos sentido que Dios nos ha abandonado en medio de nuestras luchas? Es en estos momentos cuando debemos recordar que el Señor está trabajando en nosotros, arrancando de raíz aquello que nos impide crecer. Al igual que un cirujano que causa dolor momentáneo para sanar, Dios a veces permite el sufrimiento para nuestro bien eterno. Resistamos, pues, confiando en que Él nos está moldeando, incluso cuando sentimos que nos está quebrando.
En conclusión, los procesos de Dios, aunque dolorosos, son siempre para nuestro beneficio. Como dice Job en nuestra cita bíblica, si Dios nos prueba, saldremos puros como el oro. Estas pruebas nos enseñan a confiar más profundamente en Él, a desarrollar paciencia y perseverancia, y a crecer en carácter y fe. Recordemos que Dios no nos abandona en el proceso; Él camina con nosotros, sosteniéndonos con Su mano poderosa. Que podamos, como Job, afirmar nuestros pies en los senderos de Dios, siguiendo Su camino sin desviarnos.
Oración:
Padre celestial, te damos gracias por tu amor inquebrantable. Ayúdanos a confiar en ti durante los momentos difíciles, sabiendo que estás obrando para nuestro bien. Danos la fuerza para perseverar y la sabiduría para ver tu mano en cada prueba. Moldéanos, Señor, según tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.