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Cita bíblica:
Isaías 43:19 – «He aquí que yo hago cosa nueva; ahora mismo va a surgir; ¿no la conoceréis? Haré camino en el desierto y ríos en la soledad.»
Reflexión:
En medio de las estaciones de nuestra vida, Dios siempre está trabajando, aunque a veces no podamos verlo. Sin embargo, existe un momento divino cuando declara: «He aquí que yo hago cosa nueva». Esta promesa no es solo un evento histórico, sino una realidad continua en nuestras vidas. A menudo, nos aferramos a lo conocido por miedo a lo desconocido, pero Dios nos invita a soltar el pasado. Efectivamente, el Creador del universo está especializado en transformar desiertos en manantiales y convertir finales en nuevos comienzos.
El pueblo de Israel conocía bien esta verdad. Durante su cautiverio en Babilonia, todo parecía perdido – su templo destruido, su ciudad en ruinas, su identidad nacional casi borrada. En ese momento de profunda desesperanza, cuando las lágrimas eran su pan de cada día junto a los ríos de Babilonia, Dios habló a través de Isaías. Con ternura incomparable, el Señor les recordó que su historia no terminaba en el exilio. «¡Observen!», les dijo, «estoy abriendo caminos donde solo veían arena caliente, estoy haciendo brotar ríos donde solo conocían la sequedad». Y cumplió su palabra – no solo los trajo de regreso a su tierra, sino que restauró sus vidas de maneras que jamás hubieran imaginado. Ese mismo Dios sigue obrando hoy.
¿Has mirado tu vida recientemente y solo has visto desierto? ¿Sientes que has llegado a un callejón sin salida? Quizás es precisamente en este momento cuando debes estar más atento, porque Dios está por hacer algo nuevo. Lo extraordinario de nuestro Dios es que no necesita condiciones perfectas para crear belleza – Él especialista en transformar cenizas en gloria.
La renovación divina no depende de nuestras capacidades sino de su fidelidad. Cuando Dios promete hacer algo nuevo, no está pidiendo nuestra opinión sobre cómo debería hacerlo – está invitándonos a confiar en su visión superior. Lo nuevo que Dios trae puede parecer inicialmente incómodo o desconcertante, pero siempre es para nuestro bien eterno. Su obra nueva puede manifestarse como una puerta inesperada, una relación restaurada, un propósito redescubierto, o simplemente una nueva perspectiva sobre circunstancias antiguas. Lo maravilloso es que Dios no solo cambia nuestro entorno, sino que nos transforma desde dentro, haciendo de nosotros nuevas criaturas en Cristo.
Tarea Practica:
Hoy, toma un momento para escribir en un papel aquello que consideras «desierto» en tu vida y, junto a cada situación, escribe: «Dios está haciendo camino aquí». Este acto sencillo de fe puede abrir tus ojos para reconocer la obra divina que ya está en marcha.
Oremos juntos:
Padre Celestial, gracias porque eres el Dios de nuevos comienzos. Reconozco que a veces me aferro demasiado a lo conocido, incluso cuando ya no me da vida. Hoy, abro mi corazón a las cosas nuevas que quieres hacer. Dame ojos para ver los caminos que estás abriendo en mis desiertos y fe para avanzar por ellos. Renueva mi mente, mis esperanzas y mi visión conforme a tu perfecta voluntad. En el nombre poderoso de Jesús, amén.
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