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Cita bíblica:
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. – Efesios 6:12
Reflexión:
En nuestra jornada cristiana, constantemente enfrentamos una realidad invisible pero poderosa: la guerra espiritual. Esta batalla no se libra con armas convencionales, sino con las armas que Dios nos ha proporcionado. Primeramente, debemos reconocer que existe un enemigo que busca destruirnos mediante mentiras y engaños. Sin embargo, no estamos desprotegidos; Dios nos ha equipado con la oración como línea directa al cuartel general celestial. A través de ella, podemos acceder al poder divino que derriba fortalezas y expone las estrategias del adversario. Por tanto, la oración no es simplemente una disciplina espiritual, sino nuestra primera línea de defensa en esta guerra constante.
Jesús mismo nos mostró cómo enfrentar al enemigo durante su tiempo de tentación en el desierto. Después de ayunar cuarenta días, cuando estaba físicamente vulnerable, Satanás lo atacó con tentaciones cuidadosamente elaboradas que apelaban a sus necesidades físicas, a su identidad y a su misión. Sin embargo, Jesús no utilizó su poder divino para repeler estos ataques; en cambio, empleó el arma que todos nosotros tenemos a nuestra disposición: la Palabra de Dios. Con cada tentación, respondió diciendo: «Escrito está…», demostrando que las Escrituras son una espada afilada contra las mentiras del enemigo. Esta estrategia nos enseña que conocer y usar la Palabra de Dios es fundamental para nuestra victoria espiritual.
Reflexionemos por un momento: así como Dios te ama y tiene un propósito maravilloso para tu vida, la Biblia claramente nos advierte sobre un enemigo cuyo único objetivo es destruirte. Su estrategia principal es la mentira. Quizás hoy mismo estés escuchando susurros que dicen: «No necesitas realmente a Dios» o «Dios fue fiel en tu pasado, pero en esta circunstancia te ha olvidado». Tal vez luches con sentimientos de culpa y vergüenza mientras una voz te dice: «No eres digno del amor de Dios». Si sientes una guerra en tu corazón, es porque realmente estás en medio de una batalla espiritual. La buena noticia es que no tienes que luchar solo.
Para triunfar en esta guerra espiritual, debemos adoptar una postura ofensiva, no solo defensiva. La oración es nuestra comunicación constante con nuestro Comandante en Jefe, manteniéndonos alineados con Sus estrategias y recibiendo Sus instrucciones. Cuando oramos, accedemos a recursos celestiales que trascienden nuestras limitaciones humanas. Al mismo tiempo, debemos saturar nuestras mentes con la verdad bíblica para reconocer inmediatamente las mentiras del enemigo. No olvidemos que nuestra victoria ya está asegurada en Cristo, quien desarmó a los poderes y autoridades, triunfando sobre ellos en la cruz. Por lo tanto, no luchamos para ganar la guerra—luchamos desde la posición de victoria que Cristo ya aseguró.
 Desafío del Día:
 Desafío del Día:
Tarea práctica: Identifica una mentira específica que el enemigo te está diciendo hoy.
- Escríbela en un papel.
- Luego, busca un versículo bíblico que contrarreste directamente esa mentira y escríbelo debajo.
- Declara ese versículo en voz alta tres veces al día durante una semana.
Oremos juntos:
Padre Celestial, reconozco que estoy en medio de una guerra espiritual. Gracias porque no me has dejado indefenso. Te pido que agudices mi discernimiento para identificar las mentiras del enemigo y dame la disciplina para contrarrestarlas con Tu verdad. Fortalece mi vida de oración para mantenerme en constante comunicación contigo. En los momentos de debilidad, recuérdame que la batalla ya está ganada por la obra de Jesús en la cruz. En Su poderoso nombre oro, amén.
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