Cita bíblica:
Apocalipsis 3:16 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Reflexión:
En nuestro caminar cristiano, frecuentemente nos encontramos en una encrucijada espiritual donde la comodidad se convierte en nuestra mayor enemiga. La iglesia de Laodicea representa perfectamente esta condición: ni fría ni caliente, sino tibia. Esta tibieza espiritual no es solo un estado temporal, sino una condición peligrosa que puede llevarnos a ser rechazados por Dios mismo. Por consiguiente, debemos examinar nuestro corazón y preguntarnos: ¿Estamos verdaderamente ardiendo por Cristo o nos hemos conformado con una fe mediocre?
La iglesia de Laodicea era próspera materialmente pero pobre espiritualmente. En Apocalipsis 3:17-18, Dios les advierte: «Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo». Esta iglesia representa a aquellos creyentes que, cegados por su autosuficiencia y comodidad, han perdido el fervor por Dios. Se habían vuelto tan tibios que ni siquiera reconocían su propia condición espiritual, creyéndose satisfechos cuando en realidad estaban vacíos.
Satanás, nuestro adversario, es astuto y conoce nuestras debilidades. Su estrategia no es necesariamente alejarnos completamente de la iglesia, sino mantenernos en un estado de tibieza espiritual donde asistimos por costumbre pero sin experimentar transformación. Nos rodea de distracciones, compromisos mundanos y relaciones que nos alejan sutilmente de un verdadero compromiso con Dios. Su objetivo es mantenernos ocupados pero espiritualmente estériles.
El llamado de Dios es claro: debemos despertar de nuestra tibieza espiritual y renovar nuestro primer amor por Él. No podemos permitir que el enemigo nos mantenga en una zona de confort espiritual donde nuestra fe se vuelve rutinaria y sin impacto. Es tiempo de encender nuevamente el fuego de nuestra devoción, de buscar a Dios con todo nuestro corazón y de resistir las estrategias del enemigo que busca mantenernos tibios.
Oración
Padre Celestial, perdónanos por permitir que la tibieza espiritual se apodere de nuestras vidas. Renueva nuestro primer amor por ti, enciende nuevamente el fuego de tu Espíritu Santo en nuestros corazones. Danos discernimiento para reconocer las estrategias del enemigo y la fortaleza para mantenernos firmes en nuestra fe. En el nombre de Jesús, amén.
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