Cita bíblica:
Efesios 4:32 «Sean buenos unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.»
Reflexión:
En nuestro caminar diario, frecuentemente nos encontramos con heridas emocionales que marcan nuestra vida. Sin embargo, la palabra de Dios nos enseña que, aunque otros puedan herirnos, la responsabilidad de sanar y perdonar recae en nosotros. Esta verdad puede parecer difícil de aceptar, pero es fundamental para nuestro crecimiento espiritual. Así como un jardín necesita cuidado constante para florecer, nuestro corazón requiere atención y disposición para sanar.
José es un ejemplo extraordinario de alguien que asumió la responsabilidad de sanar sus propias heridas. A pesar de ser vendido como esclavo por sus propios hermanos, traicionado y encarcelado injustamente, eligió el camino del perdón. En Génesis 50:20-21, vemos cómo José no solo perdonó a sus hermanos, sino que también les mostró amor y compasión, diciendo: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien». Su decisión de sanar y perdonar transformó no solo su vida, sino la de toda su familia.
Querido lector, quizás estés cargando heridas profundas causadas por otros, pero recuerda que la decisión de sanar está en tus manos. Aunque no eres responsable de las acciones que te hirieron, sí eres responsable de tu sanidad. El perdón no justifica el mal que te hicieron, sino que te libera de la prisión del resentimiento. Cristo nos mostró el máximo ejemplo de perdón en la cruz.
El viaje hacia la sanidad interior requiere valentía y disposición para asumir nuestra responsabilidad en el proceso. Cuando elegimos perdonar y sanar, no solo nos liberamos a nosotros mismos, sino que también reflejamos el amor de Cristo. Recordemos que Dios nos ha dado las herramientas necesarias para sanar: Su palabra, Su presencia y Su amor incondicional.
Oración
Amado Padre Celestial, te pido que me des la fortaleza para asumir la responsabilidad de mi sanidad. Ayúdame a perdonar como Tú me has perdonado. Sana las heridas de mi corazón y transfórmalas en testimonios de Tu amor. En el nombre de Jesús, amén.