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Cita bíblica:

Marcos 2:3-5 NTV llegaron cuatro hombres cargando a un paralítico en una camilla. Como no podían llevarlo hasta Jesús debido a la multitud, abrieron un agujero en el techo, encima de donde estaba Jesús. Luego bajaron al hombre en la camilla, justo delante de Jesús. Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: «Hijo mío, tus pecados son perdonados».

Reflexión:

La fe verdadera no conoce límites. En ocasiones, nos encontramos frente a obstáculos que parecen infranqueables, como techos que nos separan de nuestros milagros. Sin embargo, la historia del paralítico en Marcos 2:3-5 nos enseña una lección poderosa: cuando la fe es audaz, incluso los techos más sólidos pueden romperse para dar paso a la intervención divina.

Imaginemos la escena: una casa abarrotada de gente ansiosa por escuchar a Jesús. Entre la multitud, cuatro hombres cargando a su amigo paralítico, determinados a llevarlo ante el Maestro. El techo no era una barrera, sino un desafío a superar. Con ingenio y perseverancia, crearon una abertura y bajaron al enfermo. Su fe era tan tangible que Jesús, conmovido, no solo sanó el cuerpo del paralítico, sino que también perdonó sus pecados. Este acto de fe radical transformó no solo la vida del paralítico, sino también la de todos los presentes.

¿Qué techos están limitando tu fe hoy? Quizás sea una enfermedad persistente, una relación rota o un sueño aparentemente inalcanzable. Recuerda: ese techo representa la limitación, el estancamiento que impide tu milagro. Pero la fe audaz rompe barreras. No temas «abrir un agujero» en tus circunstancias. Presenta tu «paralítico» —tu necesidad más profunda— ante Dios con confianza plena. Él se encargará del resto.

La lección es clara: la fe que agrada a Dios no es pasiva, sino activa y decidida. No espera que las circunstancias cambien; cambia las circunstancias. Cuando rompemos el techo de nuestras limitaciones con fe, abrimos el camino para que la mano de Dios obre milagros en nuestra vida. Tu milagro está más cerca de lo que piensas. Solo se requiere dar ese paso de fe, por radical que parezca.

Oración:

Padre celestial, te agradecemos por tu amor infinito. Fortalece nuestra fe para romper los techos que nos limitan. Ayúdanos a confiar plenamente en ti, sabiendo que tu poder supera cualquier obstáculo. En el nombre de Jesús, amén.

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