Cita bíblica:
1 PEDRO 3:10
10 «Si quieres disfrutar de la vida y ver muchos días felices, refrena tu lengua de hablar el mal
y tus labios de decir mentiras. 11Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla.
12Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno, y sus oídos están abiertos a sus oraciones. Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo»
Reflexión:
En 1 Pedro 3:10-12, Pedro nos insta a disfrutar de la vida a través de una conducta recta. Nos enseña que para ver muchos días felices, debemos refrenar nuestra lengua del mal y apartarnos de lo malo, haciendo el bien. Además, debemos buscar la paz y esforzarnos por mantenerla, ya que los ojos del Señor están sobre los que hacen el bien y sus oídos abiertos a sus oraciones. Dios quiere que seamos felices, pero esta felicidad verdadera proviene de vivir en obediencia y en armonía con Su voluntad.
Lo vemos en Jesús, quien vivió en completa armonía con el plan divino de Dios. En cada situación, Jesús demostró que no estaba solo, sino en constante comunicación con el Padre. Su vida fue un ejemplo de amor y compasión hacia los demás. Independientemente de las circunstancias, Jesús siempre actuó con amor y dedicación, mostrando que la verdadera felicidad y paz provienen de una relación profunda con Dios y de cumplir Su propósito en nuestras vidas.
Muchas veces tergiversamos el concepto de disfrutar la vida, pensando que implica estar en fiestas, tomar, tener sexo y bailar. Sin embargo, el verdadero significado es vivir con propósito, sabiendo que tenemos a Dios de nuestro lado. Jesús murió por ti, para que fueras feliz y estuvieras en paz. No permitas que Su sacrificio sea en vano. Vive con amor y agradecimiento, entendiendo que, aunque habrá momentos oscuros, con Dios siempre hay esperanza y propósito.
En conclusión, disfrutar la vida significa vivir en consonancia con los principios de Dios, buscando siempre hacer el bien, alejándonos del mal y cultivando la paz. Al seguir el ejemplo de Jesús, encontramos la verdadera felicidad y paz, recordando que Su sacrificio en la cruz nos ofrece la posibilidad de una vida plena y con propósito. Que cada día de nuestra vida sea un reflejo de nuestro agradecimiento y amor por el sacrificio de Jesús.
Oración:
Señor, te agradezco por el sacrificio de Jesús en la cruz y por la vida plena que me ofreces. Ayúdame a vivir en obediencia a Tu voluntad, refrenando mi lengua del mal y buscando siempre hacer el bien. Que mi vida sea un reflejo de Tu amor y compasión, y que en todo momento, pueda encontrar la verdadera felicidad y paz en Ti. Amén.