Cita bíblica:
«No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.» – Romanos 12:2 (NVI)
Reflexión:
En el mundo actual, donde la tecnología avanza a pasos agigantados, nos enfrentamos a un enemigo silencioso que está tomando fuerza: la nomofobia. Este término, que proviene de «no-mobile-phone-phobia», se refiere al miedo irracional a estar sin teléfono móvil. Sin embargo, más allá de ser un simple miedo, representa una dependencia que está afectando profundamente nuestra conexión espiritual. Por un lado, esta adicción nos aleja de Dios; por otro lado, deteriora nuestras relaciones personales. En consecuencia, cada vez más creyentes encuentran difícil separarse de sus dispositivos incluso durante los momentos de oración y adoración.
La Biblia nos muestra ejemplos de personas que lucharon con diversas adicciones y dependencias. Consideremos a Salomón, quien a pesar de su sabiduría, desarrolló una dependencia insaciable a los placeres mundanos. En Eclesiastés, él mismo confiesa: «No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de ningún placer» (Eclesiastés 2:10). Su búsqueda constante de satisfacción en lo material lo alejó gradualmente de Dios. Al final de su vida, Salomón reconoció la vanidad de estas dependencias y concluyó que solo una vida centrada en Dios tiene verdadero sentido. De manera similar, nuestra adicción a los dispositivos móviles puede convertirse en una forma moderna de idolatría que nos distrae de lo verdaderamente importante.
¿Sabías que la nomofobia afecta a más del 60% de los usuarios de smartphones? Esta adicción genera ansiedad, miedo irracional, y una dependencia enfermiza a un aparato que está consumiendo nuestra vida. Cuando revisamos constantemente las notificaciones, incluso durante momentos de comunión con Dios, estamos permitiendo que un dispositivo se convierta en nuestro amo. Esta dependencia afecta tanto a niños como a jóvenes y adultos, creando una generación espiritualmente dormida. La nomofobia actúa como un ladrón silencioso que roba nuestro tiempo de oración, nuestra paz mental y nuestra capacidad de escuchar la voz de Dios en el silencio.
Como creyentes, estamos llamados a ejercer autocontrol y a no ser esclavizados por nada, incluida la tecnología. La solución no está en rechazar completamente los avances tecnológicos, sino en establecer límites saludables. Podemos comenzar con pequeños pasos: desconectar durante las comidas familiares, apagar el teléfono durante los tiempos de oración, y establecer zonas libres de tecnología en nuestros hogares. Al hacerlo, recuperamos el control sobre nuestro tiempo y atención. Recordemos las palabras de Pablo: «Todo me está permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido, pero no dejaré que nada me domine» (1 Corintios 6:12).
Oremos juntos:
Padre Celestial, reconozco que muchas veces he permitido que la tecnología ocupe el lugar que solo Tú mereces en mi vida. Perdóname por los momentos en que he preferido revisar mi teléfono en lugar de buscarte en oración. Dame la fortaleza para establecer límites saludables con la tecnología y la sabiduría para usar estos recursos para Tu gloria y no para mi esclavitud. Ayúdame a encontrar mi satisfacción completa en Ti y no en las distracciones digitales. En el nombre de Jesús, amén.