Cita bíblica:
Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Reflexión:
En medio de un mundo que constantemente nos impulsa a preocuparnos por las necesidades materiales, Jesús nos presenta una verdad transformadora: buscar primero el Reino de Dios. Esta prioridad no es una simple sugerencia, sino una invitación divina a reordenar nuestras vidas. Cuando ponemos a Dios en primer lugar, experimentamos una transformación profunda que afecta cada aspecto de nuestra existencia. Sin embargo, esto requiere una decisión consciente y valiente de confiar en que Él tiene el control de todo.
Pablo, el apóstol, ejemplifica perfectamente esta verdad. A pesar de ser un hombre de gran educación y posición social, después de su encuentro con Cristo, lo consideró todo como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo (Filipenses 3:8). Abandonó su prestigiosa posición en el Sanedrín y enfrentó persecuciones, naufragios y prisiones, pero nunca dejó de predicar el evangelio. Su vida demuestra que cuando ponemos el Reino de Dios primero, aunque perdamos todo lo demás, ganamos lo más valioso.
Servir a Dios no siempre será fácil. Habrá momentos en que nuestro corazón esté quebrantado, cuando las circunstancias parezcan adversas y el dolor sea intenso. Sin embargo, es precisamente en esos momentos cuando nuestro servicio adquiere un significado más profundo. El propósito de nuestro llamado se revela más claramente en la adversidad, cuando elegimos seguir sirviendo a pesar de las circunstancias.
Buscar primero el Reino de Dios es una decisión que requiere valentía y confianza. Significa soltar nuestras preocupaciones terrenales y confiar en que Dios proveerá todo lo que necesitamos. No es un camino fácil, pero es el único que nos lleva a experimentar la plenitud de las promesas divinas. Cuando hacemos de Dios nuestra prioridad, descubrimos que todo lo demás encuentra su lugar correcto.
Oración
«Padre celestial, ayúdanos a mantener nuestros ojos fijos en ti y tu Reino. Danos la fortaleza para servirte incluso en medio del dolor y la adversidad. Que podamos confiar plenamente en que tú te encargarás de todas nuestras necesidades mientras buscamos tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.»