Cita bíblica:
Proverbios 12:1 «El que ama la disciplina ama el conocimiento; el que aborrece la corrección es un necio.»
Reflexión:
En el camino de la vida cristiana, una de las señales más claras de la sabiduría es nuestra respuesta ante la corrección. En primer lugar, debemos entender que la corrección no es un ataque a nuestra persona, sino una oportunidad divina para crecer. Además, cuando alguien dedica tiempo a corregirnos, está manifestando amor y preocupación por nuestro crecimiento. Por lo tanto, nuestra actitud ante la corrección revela la profundidad de nuestra madurez espiritual y el verdadero estado de nuestro corazón.
Consideremos el ejemplo del rey David cuando el profeta Natán lo confrontó por su pecado con Betsabé. En lugar de defenderse o justificarse, David demostró un corazón sabio al reconocer inmediatamente su error, diciendo: «He pecado contra el Señor» (2 Samuel 12:13). Esta respuesta humilde ante la corrección no solo llevó a su restauración espiritual, sino que también nos dejó los hermosos salmos de arrepentimiento como el Salmo 51, que continúa siendo una fuente de consuelo y guía para millones de creyentes hasta el día de hoy.
¿Cómo reaccionamos cuando alguien nos corrige? La verdadera sabiduría se manifiesta en recibir la corrección como un regalo precioso del cielo. Un corazón humilde reconoce que cada corrección es una oportunidad para refinar nuestro carácter y acercarnos más a la imagen de Cristo. No olvidemos que Dios usa a otros creyentes como instrumentos de su amor para moldearnos y transformarnos.
La manera en que respondemos a la corrección determina en gran medida nuestro crecimiento espiritual. Cuando abrazamos la corrección con humildad, no solo demostramos sabiduría, sino que también honramos a Dios y reconocemos Su trabajo en nuestra vida a través de otros. Ser corregible es una marca distintiva de un verdadero discípulo de Cristo, pues refleja un corazón dispuesto a ser transformado por el Espíritu Santo.
ORACIÓN:
«Padre Celestial, te pido un corazón humilde y enseñable. Dame la gracia para recibir la corrección como un regalo de tu amor. Ayúdame a ver cada momento de corrección como una oportunidad para crecer en sabiduría y acercarme más a Ti. En el nombre de Jesús, amén.»