Cita bíblica:
1 Pedro 2:9: «Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.»
Reflexión:
A menudo, en el viaje de la fe, experimentamos momentos en los que Dios parece estar trabajando de una manera especial en nuestras vidas. Nos envía señales, nos llama a través de circunstancias extraordinarias, milagros y sentimos una atracción inexplicable hacia Él. Estos son momentos en los que Dios nos está seduciendo con su amor y revelando su propósito divino.
El llamado de Jesús a Pedro es un ejemplo asombroso de esta seducción divina. Cuando Jesús conoció a Pedro, lo encontró pescando en el Mar de Galilea después de una noche de pesca infructuosa. Jesús le pidió a Pedro que lanzara las redes nuevamente, y la pesca milagrosa que siguió dejó a Pedro asombrado. Fue en ese momento que Pedro supo que había algo profundamente divino en Jesús. A partir de ese día, Pedro siguió a Jesús y se convirtió en uno de sus discípulos más cercanos.
Cuando sentimos esta seducción divina en nuestras vidas, no debemos ignorarla. Es una señal de que Dios tiene un propósito para nosotros. Así como Pedro siguió a Jesús, debemos responder a esta atracción divina con fe y obediencia. Dios está abriendo una puerta hacia su propósito en nuestras vidas.
Oración:
Señor, gracias por tu amor inquebrantable y por seducirnos con tu propósito divino. Ayúdanos a responder con fe y obediencia a tu llamado. Guíanos en el camino hacia tu propósito en nuestras vidas. En el poderoso nombre de Jesús oramos. Amén.
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