Cita bíblica:
«Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; los celos, crueles como el Seol; su llama, llama de fuego, valiosa como la más vehemente de las luces.» (Cantares 8:6)
Reflexión:
En el rincón más íntimo de nuestro ser reside un cofre precioso, el corazón, donde se guardan los tesoros más significativos de nuestra vida. Es un lugar sagrado, donde cohabitan nuestras emociones, sueños, anhelos y creencias. Pero ¿qué habita en ese santuario interno? ¿Qué emociones y pensamientos gobiernan nuestro ser?
Así como una brújula señala el norte, nuestro corazón revela nuestra verdadera orientación en la vida. En ocasiones, podemos encontrar temores, inseguridades y heridas que necesitan ser sanadas. En otros momentos, es el amor, la esperanza y la fe los que lo llenan de luz y esperanza.
Imagina a una mujer samaritana que llega al pozo al mediodía, cargando con el peso de su historia: múltiples matrimonios fallidos, relaciones rotas y el peso del rechazo social. Ella se siente avergonzada y marginada, evitando el contacto con los demás. Sin embargo, Jesús, quien conoce cada detalle de su vida, la espera allí.
Jesús se dirige a ella con amor y comprensión, rompiendo las barreras culturales y sociales al hablarle directamente. Él no la juzga por su pasado, sino que le ofrece el agua viva que solo Él puede dar. En ese momento, ella experimenta el amor incondicional de Dios y su perdón transformador.
Al revelarle su verdadera identidad como el Mesías esperado, Jesús le muestra que su valor no está determinado por su pasado o por las opiniones de los demás. La mujer samaritana, sorprendida y conmovida, corre a contar a otros sobre su encuentro con Jesús, convirtiéndose en una mensajera de esperanza y redención.
En ese encuentro junto al pozo, Jesús restauró el corazón herido de la mujer samaritana, sanando sus heridas emocionales y espirituales con su amor y gracia infinitos. Este relato nos recuerda que, sin importar nuestras circunstancias o errores pasados, siempre podemos encontrar sanidad y restauración en Jesús.
Nuestro corazón es el lugar donde Dios desea morar, transformándonos y llenándonos de Su amor. Debemos protegerlo y ser conscientes de qué le permitimos habitar allí. Al entregar nuestras cargas y temores a Dios, permitimos que Su amor inunde nuestro ser y guíe nuestros pasos.
Oración:
Amado Padre, te abro las puertas de mi corazón y te entrego todo lo que allí habita. Llena mi ser con Tu amor, y sana todas las heridas que me impiden avanzar. Guía mis pensamientos y emociones, para que pueda reflejar tu luz y amor en cada área de mi vida. Que mi corazón sea siempre un santuario de esperanza y fe. En el nombre de Jesús, Amén.
Hermosa palabra agradecida por cada reflexión . Que me ayuda a estar más cerca de aque que ama mi alma bendigo sus vidas .
Hola Katherine, mil gracias por tu lindo comentario, nos llena de mucha alegría saber que este devocional es de bendición para tu vida, toda la gloria sea para Dios, un Abrazo y mil bendiciones!!
Hermosa Pala bra es De gran bendicion pa ra mi vida
Hola Maria del Carmen, Muchas gracias por tu comentario, nos alegra enormemente saber que esta palabra es de edificación para tu vida, Un saludo y Dios te Bendiga!