Cita bíblica:
«Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.» – Eclesiastés 3:1
Reflexión:
En nuestro viaje por la vida, a menudo nos encontramos en medio de diferentes estaciones: la frescura de la primavera, la plenitud del verano, la cosecha del otoño y la serenidad del invierno. En estas variadas estaciones, descubrimos que cada una tiene su propio propósito y belleza única. No obstante, nuestra naturaleza humana a veces lucha contra la idea de soltar y abrazar los cambios.
El libro de Eclesiastés nos recuerda que «todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo» (Eclesiastés 3:1). Este sabio consejo nos invita a reflexionar sobre la soberanía divina que gobierna cada aspecto de nuestras vidas. Así como no podemos detener el flujo de las estaciones, tampoco podemos controlar completamente los tiempos de nuestras vidas. Aquí es donde radica la belleza de confiar en Dios.
Para comprender mejor esta verdad, miremos la vida de Abraham, un hombre que esperó durante mucho tiempo la promesa de un hijo. En su espera, aprendió que la paciencia y la fe van de la mano. Dios cumplió Su promesa en el tiempo perfecto, demostrando que incluso en la espera, hay una obra divina en marcha.
Aprendamos de Abraham y abracemos la realidad de que nuestras vidas están en manos del Creador. Aunque las estaciones cambien, y a veces sintamos la incertidumbre de la transición, podemos confiar en que Dios está tejiendo un hermoso tapiz con cada experiencia. En lugar de resistirnos al cambio, abramos nuestros corazones a las lecciones que cada estación nos ofrece.
Soltar no significa rendirse; significa confiar en que Dios tiene un plan perfecto. En las estaciones de prueba, de gozo, de crecimiento y de descanso, recordemos que estamos sostenidos por un Dios que «hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman» (Romanos 8:28). En cada estación, Él trabaja para nuestro beneficio y Su gloria.
Que este devocional sea un recordatorio alentador de que aceptar las temporadas de la vida es un acto de confianza y fe. Que podamos soltar nuestras preocupaciones y abrazar cada estación con la certeza de que, bajo el cielo de Dios, todo tiene su momento oportuno.
Oración:
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