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Cita bíblica:
Aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras. Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara. Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran. (Números 17:8-11)
Reflexión:
Todos experimentamos temporadas de sequedad. En esos momentos, nuestros sueños parecen detenidos, nuestras fuerzas se agotan y hasta nuestro corazón se endurece. A primera vista, las relaciones rotas, los proyectos estancados y las heridas persistentes nos hacen creer que ya no hay esperanza. Sin embargo, es precisamente en ese desierto donde Dios manifiesta su especialidad: hacer florecer lo que parece irremediablemente seco. En Su economía divina, lo que interpretamos como final es apenas el escenario perfecto para un nuevo comienzo. No es casualidad, sino parte de Su plan maestro.
En Números 17:8-11, contemplamos uno de los milagros más asombrosos de la Biblia. Una simple vara de almendro, completamente seca, sin raíces y separada de toda fuente natural de vida, hizo lo imposible: ¡floreció! No solo produjo hojas, sino que echó botones y hasta dio fruto maduro: almendras. Esta vara pertenecía a Aarón, pero no fue su nombre grabado lo que produjo el milagro. No fueron técnicas especiales ni condiciones favorables las que causaron esta transformación. Fue exclusivamente el toque soberano de Dios. En un solo acto, el Creador demostró que Su poder no está limitado por las leyes naturales. Lo que estaba muerto revivió, lo que estaba seco floreció, y lo que parecía terminado apenas comenzaba su propósito más elevado.
Así también hoy, Él puede hacer reverdecer aquello que creías perdido. Lo que tú ves muerto, Dios lo ve listo para resucitar. Lo que tú considerabas acabado, Dios lo ve como el comienzo de algo nuevo. La vara florecida de Aarón no solo fue una señal de autoridad, sino un recordatorio eterno de que no hay nada tan seco que Dios no pueda transformar en vida.
Quizá tu fe está como esa vara: desgastada, sin fuerza, sin brillo. Tal vez tus emociones, tu salud emocional, tu matrimonio, tus metas o tu vida espiritual parecen apagados… pero cuando Dios interviene, lo que estaba sin vida florece de repente. Él no solo restaura: Él hace que produzcas fruto. No solo te levanta: te hace avanzar. No solo te sana: te hace crecer.
Hoy Dios te dice: “Pon delante de mí aquello que está seco en tu vida… y Yo lo haré florecer.”
Tú no necesitas entender cómo. Solo necesitas creer que el mismo Dios que reverdeció una vara sin vida puede hacer lo mismo contigo.
🌿Desafío del Día:
Actividad práctica:
- Identifica lo seco: En una hoja escribe una o dos áreas de tu vida que sientes secas (fe, emociones, sueños, relaciones).
- Preséntalo a Dios: Pon tus manos sobre el papel y ora: “Señor, haz florecer lo que está seco en mi vida.”
- Marca tu fe: Dibuja un pequeño brote verde junto a lo que escribiste, como símbolo de lo que Dios puede hacer.
- Guarda el recordatorio: Coloca el papel dentro de tu Biblia para recordar que Dios da vida donde ya no vemos esperanza.
Oremos juntos:
Padre Celestial, hoy pongo delante de Ti cada área seca de mi vida. Aquellos sueños que he dado por muertos, relaciones que parecen sin esperanza y situaciones donde he perdido la fe. Tú eres el Dios que hace florecer varas secas y resucita lo que parece imposible. Te pido que toques con tu poder creador cada aspecto marchito de mi existencia. Haz florecer tu propósito donde solo veo imposibilidad. Ayúdame a no limitar tu poder con mi incredulidad. En el nombre poderoso de Jesús, amén.

