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Cita bíblica:
“No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.” – Efesios 5:11
Reflexión:
En un mundo donde las celebraciones paganas como Halloween ganan popularidad cada año, los cristianos enfrentamos una encrucijada espiritual. Sin duda, lo que parece una inofensiva festividad de disfraces y dulces tiene raíces más profundas y oscuras de lo que muchos reconocen. Además, como seguidores de Cristo, estamos llamados a examinar cuidadosamente nuestras prácticas y celebraciones. Por lo tanto, es crucial entender que nuestras decisiones, incluso las que parecen triviales, reflejan nuestra identidad como hijos de la luz. En consecuencia, participar en festividades que glorifican lo macabro contradice nuestra naturaleza transformada.
La Biblia nos ofrece numerosas advertencias sobre mezclarnos con prácticas paganas. Por ejemplo, cuando los israelitas entraron en la tierra prometida, Dios les advirtió específicamente contra adoptar las costumbres de los pueblos que allí habitaban (Deuteronomio 18:9-14). Asimismo, el profeta Jeremías exhortó: «No aprendáis el camino de las naciones» (Jeremías 10:2). En efecto, las Escrituras contienen múltiples referencias sobre la oscuridad espiritual, los espíritus malignos y las prácticas idolátricas que resultan aplicables al contexto de Halloween. Incluso el apóstol Pablo en 2 Corintios 6:14 nos pregunta: «¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?», recordándonos que existe una clara separación entre el reino de Dios y el sistema del mundo.
Reflexionemos sinceramente: ¿Qué fruto puede producir una celebración centrada en el terror, espantos y oscuridad? Como cristianos, pertenecemos al reino de la luz, mientras que Halloween glorifica elementos contrarios a nuestra identidad espiritual. Es notable que mientras los del reino de las tinieblas jamás participan en las celebraciones del reino de luz, nosotros a veces ligeramente entramos en las suyas. ¿Cuándo has visto a un satanista participar en la Navidad o la Pascua con su verdadero significado cristiano? La pregunta desafiante entonces es: ¿por qué nosotros participaríamos en lo suyo?
Halloween, con sus orígenes en el festival celta de Samhain, era una celebración donde se creía que los espíritus de los muertos regresaban a la tierra, y se realizaban sacrificios para apaciguar a deidades paganas. Con el tiempo, esta tradición evolucionó pero conservó sus elementos oscuros. Como iglesia, debemos recordar que no estamos llamados al legalismo, sino al discernimiento. Las apariencias engañosas de «solo diversión» pueden abrir puertas espirituales indeseables en nuestros hogares y vidas. Por consiguiente, nuestra responsabilidad es evaluar cada práctica bajo la luz de la Palabra de Dios, preguntándonos: ¿Glorifica esto a Cristo? ¿Edifica mi fe? ¿Representa adecuadamente mi identidad como hijo de Dios? En lugar de Halloween, podemos crear alternativas positivas que celebren la vida, la luz y el amor que Cristo nos ha dado, si tienes hijos o familiares pequeños, explícales por que no podemos celebrar este día, y en cambio a esta celebración, disfruta con ellos un día en casa ya sea de películas con palomitas de maíz y dulces, o una tarde de juegos y pizza, algo divertido para ellos.
Oremos juntos:
Padre Celestial, te agradecemos por habernos trasladado del reino de las tinieblas al reino de tu amado Hijo. Danos discernimiento para identificar y rechazar aquello que no te honra, incluso cuando el mundo lo normaliza. Fortalece nuestra identidad como hijos de luz para que nuestras celebraciones y prácticas reflejen tu gloria. Ayúdanos a ser luz en medio de la oscuridad y a crear alternativas que celebren la vida y la verdad. En el nombre de Jesús, amén.
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