Escucha o descarga el devocional y comparte!
Cita bíblica:
«El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.» – Lucas 16:10
Reflexión:
En el viaje de nuestra vida espiritual, a menudo enfrentamos momentos donde tenemos que decidir entre ser fieles a quienes somos o ceder ante presiones externas. Sin embargo, la traición más profunda no es la que otros nos hacen, sino la que nos hacemos a nosotros mismos. Cuando abandonamos nuestras convicciones, cuando negociamos nuestros valores, cuando cedemos ante lo que sabemos que no es correcto, estamos rompiendo un pacto sagrado con nuestra propia alma. Esta ruptura interna genera una disonancia espiritual que afecta cada aspecto de nuestra existencia, deteriorando gradualmente nuestra relación con Dios y con quienes nos rodean.
La Biblia nos ofrece ejemplos poderosos sobre la fidelidad a uno mismo y a las propias convicciones. Recordemos la conmovedora historia de Sama, hijo de Agué. En el valle de Refaím, los filisteos habían reunido un imponente ejército, causando que los soldados israelitas huyeran atemorizados. El encuentro decisivo ocurrió en un humilde campo de lentejas. Mientras todos abandonaban el lugar, Sama permaneció firme, defendiendo lo que para otros parecía insignificante. Esto es verdadera fidelidad: permanecer cuando todos huyen, defender lo que creemos cuando nadie más lo hace. Sama se quedó solo en el centro del campo y lo defendió valientemente hasta derrotar a los filisteos, otorgándole una gran victoria a Israel. No traicionó sus convicciones ni abandonó su llamado, aun cuando hubiera sido más fácil huir.
Cuando reflexionamos sobre nuestra propia vida, debemos entender que yo me traiciono a mí mismo cuando dejo de ser quien realmente soy. Cuando tengo problemas con mi hermano, no le fallo a él, me fallo a mí mismo. Si soy infiel a mi pareja, no solo la traiciono a ella, sino que me soy infiel a mí mismo y a mis compromisos. Cuando rompo un pacto con Dios, traiciono mi propia palabra. Hacer algo que va contra mi diseño divino es traicionar mi esencia; actuar de manera inconsistente con mis valores es negar quién soy verdaderamente. No estamos en este mundo para buscar la validación de otros, sino para mantenernos fieles a lo que creemos.
La autenticidad es el camino hacia una vida plena y significativa. Cada vez que permanecemos fieles a nuestras convicciones, fortalecemos nuestro carácter y profundizamos nuestra relación con Dios. Como Sama, estamos llamados a defender nuestro «campo de lentejas» — aquellos valores y principios que otros podrían considerar insignificantes, pero que para nosotros representan nuestra integridad. La traición a uno mismo puede parecer el camino más fácil en momentos de presión, pero invariablemente conduce a un vacío interior que ningún éxito externo puede llenar. En cambio, la fidelidad a nuestra verdadera naturaleza, creada a imagen de Dios, nos lleva a experimentar la paz y plenitud que solo viene de vivir en armonía con nuestro propósito divino.
Oremos juntos:
Padre Celestial, perdóname por las veces que he traicionado mis convicciones y he negociado mis valores. Ayúdame a reconocer que cada acto de infidelidad hacia mí mismo es también una infidelidad hacia ti. Dame la valentía de Sama para permanecer firme en mis convicciones, aun cuando esté solo. Fortalece mi carácter para que mis palabras y acciones reflejen quién realmente soy: tu hijo(a) amado(a). En los momentos de prueba, recuérdame que mi verdadera identidad está en ti. En el nombre de Jesús, amén.