Devocional 16 de septiembre de 2025: «Amándote a Ti Mismo Mientras Aborreces el Pecado.»

Escucha o descarga el devocional y comparte!

Cita bíblica:

«Oh alma mía, ¿por qué te abates, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.» – Salmo 42:11

Reflexión:

En nuestro caminar cristiano, a menudo experimentamos una lucha interna cuando enfrentamos nuestras faltas. Por un lado, reconocemos que el pecado es destructivo y desagrada a Dios; por otro lado, podemos caer en el peligroso ciclo de odiarnos a nosotros mismos en lugar de odiar al pecado. Esta distinción es fundamental para nuestra salud espiritual. En primer lugar, debemos entender que Dios aborrece el pecado pero ama infinitamente al pecador. De hecho, Él amó tanto al mundo que dio a su único Hijo para salvarnos, no para condenarnos. Por lo tanto, cuando nos despreciamos a nosotros mismos, contradecimos el amor que Dios nos tiene.

whatsapp_channel

La Biblia nos muestra ejemplos poderosos de personas que lucharon con sentimientos de auto-odio. Job, en medio de su intenso sufrimiento, llegó a un punto tan bajo que maldijo el día de su nacimiento. En Job 3:1-3 leemos: «Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y dijo: Perezca el día en que yo nací». Su dolor era tan profundo que deseaba no haber existido nunca. Sin embargo, a pesar de su desesperación, Job nunca dejó de dialogar con Dios. A través de ese diálogo, aunque doloroso y honesto, Job encontró eventualmente restauración y un entendimiento más profundo de quién era Dios. Este es un recordatorio de que incluso en nuestros momentos más oscuros, cuando nos menospreciamos, Dios sigue trabajando para restaurarnos.

Reflexionemos: ¿Estamos dirigiendo nuestro disgusto hacia el pecado o hacia nuestra identidad? Dios nos llama a odiar lo que es malo pero a amarnos a nosotros mismos como Él nos ama. La humildad genuina reconoce nuestras faltas sin destruir nuestra autoimagen. Cristo no murió por personas que se desprecian, sino por hijos amados que necesitan redención. Tratarnos con dureza no es señal de santidad, sino muchas veces de un orgullo herido que esperaba más de sí mismo.

La verdadera libertad viene cuando entendemos que somos más que nuestros pecados. Somos creación de Dios, hechos a Su imagen, redimidos por Cristo y habitados por el Espíritu Santo. Aprender a separar nuestra identidad de nuestras acciones es clave para un crecimiento espiritual saludable. El arrepentimiento genuino nos lleva a odiar el pecado mientras nos aferramos a la gracia que nos define. En Cristo, no estamos condenados a ser definidos por nuestras caídas, sino por Su obra perfecta en nosotros. Cuando caemos, el camino no es flagelarnos, sino levantarnos, arrepentirnos y seguir adelante con la certeza del amor inquebrantable de Dios.

Oremos juntos:

Padre celestial, te agradezco por amarme incondicionalmente, incluso cuando yo no me amo a mí mismo. Ayúdame a ver la diferencia entre odiar mi pecado y odiarme a mí mismo. Enséñame a tratarme con la misma gracia con la que Tú me tratas. Que pueda reconocer mis errores con humildad, pero sin perder de vista mi identidad como tu hijo amado. En los momentos oscuros, recuérdame que soy más que mis faltas, porque has pagado un precio inmenso por mi redención. En el nombre de Jesús, amén.

Video relacionado:

 

Publicidad

Deja un comentario

Este sitio usa cookies para una mejor experiencia del usuario.    Más información
Privacidad
Secured By miniOrange