Cita bíblica:
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Reflexión:
En medio de un mundo agitado, muchas veces nos encontramos batallando con voces internas que nos atormentan: dudas, miedos, inseguridades y pensamientos negativos que parecen no tener fin. Sin embargo, Jesús nos ofrece una promesa extraordinaria en Juan 16:33, donde nos asegura que en Él podemos encontrar verdadera paz. Esta paz no es superficial ni temporal; es una paz que trasciende todo entendimiento y que permanece incluso en medio de las circunstancias más difíciles. Aunque el mundo nos presente aflicción, tenemos la certeza de que Cristo ya ha vencido.
Consideremos la vida del rey David, quien enfrentó momentos de profunda angustia mental y emocional. En los Salmos, particularmente en el Salmo 42, lo encontramos luchando con pensamientos depresivos y voces internas que lo atormentaban. Sin embargo, David nos enseña una valiosa lección: en lugar de dejarse consumir por estas voces, dirigía su conversación hacia Dios. «¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios», escribió, mostrándonos que la verdadera paz se encuentra en volverse constantemente hacia el Señor.
Para encontrar esa paz que sobrepasa todo entendimiento, necesitamos desarrollar el hábito de llevar cada pensamiento cautivo a Cristo. Esto implica apartar tiempo específico para la oración, meditar en Su Palabra, y practicar el estar en Su presencia. Cuando las voces de la ansiedad griten, debemos aprender a responder con verdades bíblicas, recordando que somos hijos amados de Dios y que Él está en control de cada situación.
La paz no es la ausencia de conflictos externos o internos, sino la presencia de Cristo en medio de ellos. Cuando aprendemos a descansar en Sus promesas y a confiar en Su victoria, las voces que nos atormentan comienzan a perder su poder sobre nosotros. Cristo nos ofrece una paz que el mundo no puede dar ni quitar, una paz que guarda nuestro corazón y nuestra mente.
ORACIÓN:
«Amado Padre Celestial, te pido que calmes las voces de ansiedad y temor en mi mente. Ayúdame a encontrar mi paz en Ti, a recordar que Tú has vencido al mundo y que en Ti puedo descansar seguro. Que tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, guarde mi corazón y mis pensamientos en Cristo Jesús. Amén.»