Cita bíblica:
Juan 15:18 «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.»
Reflexión:
En nuestro mundo actual, donde los valores se diluyen como agua entre los dedos, Jesucristo permanece como un ideal inmutable que desafía las normas sociales y las conveniencias personales. Sin embargo, es precisamente esta firmeza inquebrantable la que genera resistencia en muchos corazones. La verdad absoluta que representa Cristo resulta incómoda para quienes prefieren una verdad maleable que se ajuste a sus deseos. No obstante, es esta misma inmutabilidad la que nos ofrece un fundamento sólido sobre el cual construir nuestra vida.
Pensemos en Daniel, un joven que enfrentó la presión de una cultura pagana en Babilonia. Cuando se le ordenó abandonar sus convicciones y adorar la estatua de oro, él permaneció firme en su fe, aun ante la amenaza del horno de fuego. Su lealtad a Dios era más que una simple preferencia religiosa; era un compromiso inquebrantable con la verdad. Al igual que Cristo, Daniel no cedió ante las presiones sociales ni se doblegó ante las amenazas. Su testimonio nos recuerda que seguir el ideal de Cristo requiere valentía y convicción.
Cuando contemplamos a Jesús en la cruz, vemos el máximo ejemplo de alguien que mantuvo sus ideales hasta el final. No se doblegó ante las tentaciones en el desierto, no cedió ante las presiones políticas de su tiempo, ni abandonó su misión ante el sufrimiento. Su ejemplo nos desafía a mantener nuestra integridad aun cuando el costo sea alto. En un mundo que promueve el relativismo, seguir a Cristo significa abrazar verdades absolutas que trascienden las modas y las conveniencias.
El ideal de Cristo sigue siendo una luz que brilla en la oscuridad, un faro de esperanza para quienes buscan algo más que verdades temporales. Aunque su mensaje incomode, aunque su ejemplo desafíe nuestras zonas de confort, es precisamente esta incomodidad la que nos impulsa a crecer y transformarnos. No estamos llamados a ser populares, sino a ser fieles; no a ser aplaudidos, sino a ser verdaderos seguidores de Cristo.
Oración
Padre amado, danos la fortaleza para seguir tu ejemplo aun cuando el mundo se oponga. Que tu Espíritu nos ayude a mantener firmes nuestras convicciones y a ser luz en medio de la oscuridad. Ayúdanos a no temer el rechazo por causa de tu nombre. Amén.»