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Cita bíblica:

Efesios 5:15-16 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

Reflexión:

En nuestra era digital, las distracciones se han multiplicado exponencialmente, convirtiéndose en una dulce anestesia que adormece nuestra percepción del tiempo. Cada notificación, cada scroll infinito en redes sociales, cada episodio más de nuestra serie favorita, se convierte en un ladrón silencioso que nos roba minutos preciosos. Como cristianos, debemos preguntarnos: ¿estamos siendo buenos administradores del tiempo que Dios nos ha confiado?

La Biblia nos presenta el caso del rey Salomón, quien a pesar de su inmensa sabiduría, se dejó llevar por las distracciones de su época. En Eclesiastés, reflexiona sobre cómo persiguió todo tipo de placeres y entretenimientos, construyó grandes obras y acumuló riquezas, solo para darse cuenta al final que todo era «vanidad y correr tras el viento». Su historia nos advierte sobre cómo incluso el más sabio puede perder el rumbo cuando permite que las distracciones ocupen el lugar de Dios.

Es sorprendente cómo podemos pasar horas en redes sociales y luego decir que no tenemos tiempo para orar o leer la Biblia. Cada «no tengo tiempo» es en realidad un «no es mi prioridad». Las pantallas han secuestrado momentos que podrían estar dedicados a fortalecer nuestra relación con Dios. Esta realidad nos desafía a examinar nuestras prioridades y reconocer que la eternidad con Dios vale más que cualquier entretenimiento temporal.

La distracción es una estrategia efectiva del enemigo para mantenernos ocupados pero no productivos, entretenidos pero no edificados, conectados con el mundo pero desconectados de Dios. Necesitamos despertar de esta anestesia espiritual y redimir el tiempo, reconociendo que cada minuto es un regalo de Dios que debe ser invertido sabiamente en lo eterno.

Oración:

Padre celestial, perdónanos por permitir que las distracciones nos alejen de ti. Ayúdanos a ser más conscientes del uso de nuestro tiempo y a priorizar nuestra relación contigo. Danos sabiduría para administrar mejor los momentos que nos has dado y fortaleza para resistir las tentaciones del entretenimiento excesivo. En el nombre de Jesús, amén.

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