Cita bíblica:
«Te devolveré la salud y sanaré tus heridas—dice el Señor—, aunque te llamen desechada, es decir, “Jerusalén, de quien nadie se interesa” Jeremías 30-17
Reflexión:
En medio de nuestras aflicciones, Dios nos ofrece una promesa poderosa: «Te devolveré la salud y sanaré tus heridas», dice el Señor en Jeremías 30:17. Esta promesa resuena en cada corazón herido, en cada cuerpo enfermo, en cada alma que ha sido marcada por el dolor. A veces, sentimos que el mundo nos ha desechado, que nuestras luchas son invisibles para los demás. Sin embargo, Dios ve nuestras heridas y se compromete a restaurarnos, a sanarnos completamente, recordándonos que Su amor nunca falla.
Un poderoso ejemplo de sanidad se encuentra en la historia del ciego de nacimiento que Jesús sanó, como se narra en Juan 9. Cuando los discípulos preguntaron si el ciego estaba en esa condición por causa de su pecado o el de sus padres, Jesús respondió que no era por pecado, sino para que las obras de Dios se manifestaran en él. Con un simple toque, Jesús devolvió la vista a este hombre, demostrando que Su poder no solo restaura físicamente, sino que también glorifica el nombre de Dios. Este milagro nos recuerda que, independientemente de nuestra situación, Dios puede usar nuestras pruebas para mostrar Su gloria.
Hoy, te invito a encomendarte al Señor, quien desea sanarte en todas las áreas de tu vida. No sé qué tipo de sanidad necesitas: puede ser emocional, espiritual, física o la sanidad de un corazón roto. Lo que sí sé es que Dios está listo para restaurar tu vida por completo. Su amor es tan grande que no dejará ninguna herida sin sanar. Ten fe y confianza en que Él está trabajando en tu sanidad, incluso cuando no puedes verlo. Dios tiene un propósito para cada dolor que experimentamos, y Su promesa de sanidad es segura.
La sanidad que Dios ofrece no se limita solo al cuerpo, sino que abarca cada aspecto de nuestro ser. Él quiere sanar nuestras almas, renovar nuestros corazones y darnos una nueva esperanza. Cuando confiamos en Él y entregamos nuestras cargas, encontramos paz y restauración. Así como Jesús sanó al ciego para que Su nombre fuera glorificado, Dios también desea manifestar Su gloria en nuestras vidas a través de la sanidad. No importa cuán profunda sea la herida, Su poder es mayor. Confía en Él y espera con paciencia; Su sanidad llegará a su tiempo perfecto.
Oración:
Padre Celestial, gracias por tu promesa de sanidad y restauración. Hoy te entrego mis heridas, tanto las visibles como las que llevo en el corazón. Confío en que tú eres el Sanador que puede restaurar cada área de mi vida. Ayúdame a esperar en tu tiempo perfecto y a mantener mi fe firme, sabiendo que en ti encontraré la paz y la sanidad que necesito. En el nombre de Jesús, amén.
Canción Relacionada:
Te recomiendo escuchar la canción «Hay Sanidad Aqui» por Free Worship