Cita bíblica:
Mateo 5:5-12
Dios bendice a los humildes, pues ellos recibirán la tierra prometida. Dios bendice a los que desean la justicia, pues él les cumplirá su deseo. Dios bendice a los que son compasivos, pues él será compasivo con ellos. Dios bendice a los que tienen un corazón puro, pues ellos verán a Dios. Dios bendice a los que trabajan para que haya paz en el mundo, pues ellos serán llamados hijos de Dios. Dios bendice a los que son maltratados por practicar la justicia, pues ellos forman parte de su reino. »Dios los bendecirá a ustedes cuando, por causa mía, la gente los maltrate y diga mentiras contra ustedes. ¡Alégrense! ¡Pónganse contentos! Porque van a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los profetas que vivieron antes que ustedes.
Reflexión:
En Mateo 5:5-12, Jesús nos enseña que Dios bendice a los humildes, a los que desean la justicia, a los compasivos, a los de corazón puro, a los que trabajan por la paz y a los que son maltratados por practicar la justicia. Sin embargo, es fácil caer en la trampa del orgullo cuando recibimos bendiciones de Dios. Es importante recordar que las bendiciones no son por nuestros méritos, sino por la gracia de Dios.
Después de que Dios convirtió a David en rey, lo bendijo abundantemente. Sin embargo, poco después, David cometió adulterio con Betsabé y, para encubrir su pecado, ordenó la muerte de su esposo Urías. El profeta Natán lo confrontó y David tuvo que enfrentar las consecuencias de su pecado. Este ejemplo nos muestra que, incluso cuando estamos en una posición de bendición, podemos caer en el pecado si no mantenemos una actitud de humildad.
Es importante pedir a Dios humildad ante las bendiciones que nos da. Si caemos en pecado, debemos reconocerlo y pedir perdón a Dios. Muchas veces, cuando estamos bien, miramos a los demás por encima del hombro y nos vanagloriamos por las bendiciones que Dios nos dio. No lo hagamos. En lugar de eso, pidamos a Dios que nos mantenga humildes y agradecidos por sus bendiciones. Podemos evitar que nos enorgullezcamos de las bendiciones al recordar que todo lo que tenemos es un regalo de Dios y al dar gracias a Él por cada bendición.
La humildad es esencial para mantener una relación saludable con Dios. Cuando recibimos bendiciones de Dios, debemos mantener una actitud de gratitud y humildad. No permitamos que el orgullo nos robe la bendición de Dios. En lugar de eso, pidamos a Dios que nos mantenga humildes y agradecidos por sus bendiciones.
Oración:
«Querido Dios, te pido que me mantengas humilde ante tus bendiciones. Ayúdame a recordar que todo lo que tengo es un regalo tuyo y que no me vanaglorie por tus bendiciones. Perdón por mis pecados y ayúdame a mantener una actitud de gratitud y humildad. En el nombre de Jesús, Amén.»
Canción Relacionada:
Te recomiendo escuchar la canción «Gracias» por Generación 12
