Cita bíblica:
(Colosenses 3:23-24)
Dios ve nuestro trabajo y nuestra actitud, y es de él que recibiremos la verdadera recompensa. Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.
Reflexión:
En nuestras labores diarias, recordemos que cada acción tiene un propósito eterno. Nuestro trabajo, nuestro servicio, nuestro estudio de la Palabra, todo es visto por Dios. Así que, con diligencia y pasión, entreguémonos a lo que hacemos, sabiendo que nuestra verdadera recompensa viene de Él.
En el llamado de Samuel, vemos un ejemplo claro de obediencia y disposición. A pesar de su juventud e inexperiencia, Samuel respondió sin titubear al llamado de Dios. Sin cuestionar, se entregó al servicio divino, demostrando que una actitud de prontitud y obediencia es altamente valorada por Dios.
Leer las Escrituras y obedecerlas es fundamental para nuestra vida espiritual. Es nuestro manual de vida, enseñándonos cómo enfrentar cada situación. La obediencia no solo nos protege de errores, sino que también nos alinea con la voluntad de Dios, asegurándonos una vida plena y bendecida.
Recordemos siempre que Dios honra nuestra actitud hacia su Palabra. Al entregarnos con diligencia y obediencia, recibiremos la recompensa divina que trasciende esta vida.
Oración:
Oh Señor, en medio de nuestras labores diarias, ayúdanos a recordar que cada acción, cada palabra y cada pensamiento dirigido hacia tu Palabra no pasan desapercibidos ante ti. Concede, Señor, que podamos servirte con diligencia y obediencia, reconociendo que en ello encontramos no solo satisfacción terrenal, sino también la recompensa eterna que solo tú puedes otorgar. En el nombre poderoso de Jesús oramos, Amén.
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