Cita bíblica:
Números 23:19-20 NTV Dios no es un hombre; por lo tanto, no miente. Él no es humano; por lo tanto, no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? Escucha, yo recibí la orden de bendecir; ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo!
Reflexión:
A veces, en nuestra impaciencia, intentamos adelantarnos a los planes de Dios, buscando atajos para ver cumplidas Sus promesas. Sin embargo, olvidamos que Dios tiene un tiempo perfecto y que Sus promesas se cumplirán en Su momento designado.
Abraham y Sara esperaron durante años el cumplimiento de la promesa de Dios de darles un hijo. En su impaciencia, Sara sugirió a Abraham que tuviera un hijo con su sierva Agar. Aunque nació Ismael, no fue la promesa de Dios. Finalmente, Isaac, el hijo prometido, llegó en el tiempo designado por Dios.
Es esencial recordar que los planes de Dios son perfectos y que Él cumple Sus promesas en el momento adecuado. No debemos desviarnos de Su camino ni tratar de apresurar Sus planes con nuestras propias acciones. En lugar de eso, debemos confiar en Él, esperar en Su promesa y seguir Su voluntad.
A pesar de nuestras ansiedades y deseos de ver cumplidas las promesas de Dios rápidamente, debemos recordar que Él tiene un tiempo perfecto y que Sus planes son mejores que los nuestros. Esperemos confiadamente en Su promesa y confiemos en que Él la cumplirá en el momento adecuado.
Oración:
Padre celestial, enséñanos a esperar pacientemente en tus promesas y a confiar en tu perfecto plan para nuestras vidas. Ayúdanos a no desviarnos ni a buscar atajos, sino a seguir fielmente tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
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