Cita bíblica:
Santiago 1:14-15 Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.
Reflexión:
En momentos de desánimo, recordemos que tenemos acceso directo al trono de la gracia, donde encontramos misericordia y ayuda oportuna. Es allí donde nuestra alegría debe encontrar su fundamento, en la fidelidad y el amor de Dios.
Incluso los más cercanos a Dios enfrentaron el desánimo. Elías experimentó desánimo después de una gran victoria sobre los profetas de Baal en el monte Carmelo. A pesar de su éxito, enfrentó la persecución de Jezabel y huyó al desierto. Allí, agotado física y emocionalmente, clamó a Dios que pusiera fin a su vida. Se sintió solo y desesperado, creyendo que era el único fiel a Dios. Su desánimo se debió a la presión externa, el agotamiento físico y emocional, y la sensación de aislamiento espiritual. Sin embargo, Dios lo fortaleció y renovó su propósito, recordándole que no estaba solo y que aún tenía una obra que cumplir.
Reflexionemos sobre las bendiciones que tenemos y agradezcamos a Dios por ellas. Aunque los tiempos sean difíciles, recordemos que Su misericordia es nueva cada mañana y que Él nos sostiene en todo momento.
En conclusión, la alegría verdadera y duradera no se encuentra en nuestras circunstancias externas, sino en la presencia y la gracia de Dios. Busquemos siempre su rostro y encontraremos gozo en su misericordia.
Oración:
Padre celestial, en medio de nuestras luchas y desafíos, ayúdanos a encontrar nuestra alegría en tu misericordia. Renueva nuestra fuerza y esperanza cada día, y ayúdanos a confiar en ti en todo momento. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor. Amén.
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