Cita bíblica:
Deuteronomio 30:15-20
Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal; pues te ordeno hoy amar al SEÑOR tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el SEÑOR tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, yo os declaro hoy que ciertamente pereceréis. No prolongaréis {vuestros} días en la tierra adonde tú {vas,} cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
Reflexión:
En Deuteronomio 30:15-20, Dios nos presenta la dualidad de la vida y la muerte, el bien y el mal. La elección es nuestra: seguir Sus caminos nos lleva a la vida, pero apartarnos trae consecuencias. La pregunta sobre por qué Dios permite el mal es compleja. En Su amor, nos da libertad para elegir, sabiendo que en nuestras decisiones encontramos el significado de nuestra relación con Él.
La historia de José se encuentra en el libro de Génesis, capítulos 37 al 50. José, hijo de Jacob, era amado por su padre pero envidiado por sus hermanos debido a los sueños que tenía, donde veía que sería exaltado sobre ellos. Sus hermanos, llenos de celos, lo vendieron como esclavo a Egipto.
En Egipto, José enfrentó diversas pruebas, desde ser acusado falsamente y encarcelado hasta interpretar sueños en la cárcel. Finalmente, sus dones de interpretación de sueños llegaron a oídos del faraón, quien lo liberó y lo nombró gobernador sobre la tierra.
Durante una hambruna, los hermanos de José fueron a Egipto para obtener alimentos sin saber que estaban tratando con su propio hermano. En un momento clave, José reveló su identidad y les aseguró que, aunque ellos habían intentado hacerle mal, Dios había obrado para bien. Los hermanos, temerosos de represalias, fueron perdonados por José, quien reconoció el propósito divino en todo lo sucedido.
La historia de José destaca el poder de la providencia divina para transformar situaciones aparentemente malas en oportunidades para la redención y la bendición. Aunque él sufrió injusticias, su fe en Dios nunca vaciló, y al final, pudo ver cómo Dios usó sus experiencias para cumplir un propósito mayor.
Reflexionemos sobre la libertad que Dios nos concede. El mal en el mundo es resultado de nuestras elecciones y la libre voluntad que Él nos ha otorgado. Aunque las circunstancias puedan parecer adversas, recordemos que Dios es capaz de transformar cualquier situación para bien.
La realidad del mal en el mundo es compleja, pero Dios nos llama a elegir la vida y el bien. Aunque no siempre comprendamos Sus caminos, podemos confiar en Su soberanía y en la promesa de que, al final, Él transformará el mal en bien.
Oración:
Señor, en nuestra limitada comprensión, a menudo cuestionamos el mal en el mundo. Ayúdanos a confiar en Tu sabiduría, reconociendo que, a pesar de las circunstancias, Tú puedes obrar para bien. Que nuestras vidas reflejen la elección de seguirte, aun en medio de la incertidumbre. En el nombre de Jesús, nuestro Señor, oramos. Amén.
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