Cita bíblica:
«Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.» – Romanos 3:23-24
Reflexión:
En la travesía de nuestras vidas, enfrentamos la realidad ineludible del pecado. La Escritura nos recuerda que todos hemos pecado y estamos alejados de la gloria de Dios. Sin embargo, en medio de nuestra caída, surge la esperanza resplandeciente de la gracia divina. Es vital comprender que, cuando pecamos, la respuesta no es alejarnos de Dios, sino correr hacia Él con arrepentimiento sincero.
El versículo de Romanos nos revela la dualidad de la condición humana: el pecado que nos separa y la gracia que nos reconcilia. Al reconocer nuestras faltas, somos recordados de la redención completa y gratuita que Cristo ha efectuado en la cruz. El arrepentimiento se convierte en el puente que nos reconecta con el amor y la misericordia de nuestro Salvador.
La historia del hijo pródigo en Lucas 15 destaca cómo, a pesar de alejarnos en el pecado, Dios espera ansioso nuestro retorno. Al regresar el hijo, el padre corre a recibirlo con amor y perdón, mostrando así que, cuando pecamos, debemos alejarnos del pecado, no de Dios.
La tentación puede hacernos sentir indignos de la presencia divina, pero recordemos que Dios anhela nuestra reconciliación más que nosotros mismos. No permitas que el pecado te aleje de la fuente de vida. En lugar de huir de Dios en vergüenza, corramos hacia Sus brazos misericordiosos, confiando en Su perdón abundante.