Cita bíblica:
«Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.» – Salmo 119:18 (NVI)VI)
Reflexión:
En nuestro caminar espiritual, a menudo clamamos: «Abre mis ojos, Señor». Esta sencilla petición encierra la profunda necesidad de ver más allá de lo evidente y captar las maravillas de la verdad divina. Al abrir nuestros ojos, no solo buscamos percepción visual, sino una iluminación espiritual que nos lleve a comprender las profundidades de la ley de Dios.
El salmista, en el Salmo 119:18, nos muestra su anhelo de que Dios abra sus ojos para contemplar las maravillas contenidas en la Palabra divina. Así como el ciego de nacimiento a quien Jesús devolvió la vista (Juan 9), nosotros necesitamos que Dios abra nuestros ojos espirituales para ver las verdades eternas que transforman nuestras vidas.
Imagina a Saulo, quien, mientras viajaba a Damasco, fue confrontado por una luz celestial que lo dejó ciego físicamente. Sin embargo, en su ceguera, encontró la verdadera visión espiritual al encontrarse con Jesús. La oración «Abre mis ojos, Dios» nos invita a buscar una visión más clara de la realidad espiritual y a reconocer la presencia redentora de Cristo en nuestras vidas.
En conclusión, al abrir nuestros ojos a Dios, no solo ganamos claridad espiritual, sino que también nos sumergimos en las maravillas de su ley. Que esta oración sea nuestro clamor constante, confiando en que Dios revelará su verdad de manera sobrenatural a aquellos que buscan ver con ojos espirituales.