Cita bíblica:
«La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.» – Juan 14:27 (NVI)
Reflexión:
En medio del bullicio y la agitación de la vida diaria, la paz puede tornarse un tesoro preciado y esquivo. Sin embargo, la Palabra de Dios nos asegura que hay una paz sobrenatural, una paz que supera todo entendimiento humano. Esta paz no está sujeta a las circunstancias cambiantes de la vida, sino que emana de la presencia constante de Dios en nuestras vidas.
En Filipenses 4:7, el apóstol Pablo nos insta a experimentar esta paz que proviene de Dios, una paz que resiste los embates del temor y la ansiedad. Imagina estar en medio de una tormenta, pero permanecer firme como una roca porque tu fundamento es la paz que solo Dios puede dar. Esta paz no se basa en la ausencia de problemas, sino en la presencia inquebrantable de Dios en medio de ellos.
Recordemos el relato de Jesús calmado la tormenta en el Mar de Galilea (Mateo 8:23-27). A pesar de la feroz tempestad, la presencia de Jesús trajo calma y paz. Del mismo modo, en nuestras vidas, enfrentamos tormentas, pero debemos recordar que el Príncipe de Paz está con nosotros.
En conclusión, que nada te robe la paz que Cristo te ha dado. Aférrate a la promesa de su paz en medio de las tormentas. Recuerda que eres un guardián de la paz interior, resistiendo con fe las adversidades, confiando en que la presencia de Dios es tu ancla en todo momento.