Cita bíblica:
«Palabras agradables son como panal de miel, dulces al alma y medicina para los huesos.» – Proverbios 16:24
Reflexión:
En un mundo lleno de ruido, nuestras palabras tienen un impacto profundo en quienes nos rodean. La Biblia nos enseña que nuestras expresiones pueden ser una fuente de sanidad. Así como Dios creó el universo con palabras, nosotros podemos influir en la vida de otros con nuestras voces.
Imagina a David, el joven pastor que se convirtió en rey, usando sus palabras para componer los hermosos salmos que consuelan a generaciones. Así como él, también tenemos el poder de bendecir con nuestras palabras.
La historia nos muestra cómo Jesús, con una palabra, sanó al paralítico y calmó la tormenta. Podemos aprender de Él, quien siempre usó palabras para construir, sanar y enseñar. Siguiendo Su ejemplo, nuestras palabras pueden ser un bálsamo para los corazones heridos.
En Marcos 5:41, Jesús, al resucitar a la hija de Jairo, dijo: «¡Talita cumi!», que significa «¡Niña, a ti te digo, levántate!». Con estas simples palabras, mostró el poder transformador de una expresión amorosa.
En nuestras palabras yace un poder transformador. Siguiendo el ejemplo de David y Jesús, recordamos que nuestras expresiones pueden ser fuentes de consuelo y vida. Optemos por palabras que sanen, fortalezcan y reflejen la gracia divina. Que nuestras voces resplandezcan como luces, llevando consuelo y esperanza. En un mundo sediento, seamos portadores de la sanidad que emana de la fuente eterna de vida. Palabras agradables son medicina para el alma (Proverbios 16:24). ¡Que nuestras palabras, como un bálsamo suave, restauren y reflejen el eterno poder de la Palabra de Dios!
Oración:
Padre celestial, permítenos entender el poder de nuestras palabras. Ayúdanos a usarlas para sanar y edificar. Que nuestras expresiones reflejen tu amor y gracia. Amén. En tu nombre Jesús oramos. Amen.
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